La producción del lugar te hará sentir en Nueva York. Hay que reconocer que el lugar quedó espectacular (nada que ver con su hermano de Duraznos). El concepto engloba, dentro de una decoración minimalista-chic con toques orientales que le dan un tono cálido y acogedor.

Uno de los platillos especiales de la casa es el arana kara ague (cangrejo de concha suave salteado con chile serrano y cebollón, con un toque de salsa ponzu), un plato de frituras, crujiente y sumamente grasoso, en donde el sabor del cangrejo es casi imperceptible por lo salado (sientes la lengua escaldada); hasta el picor del chile y lo fuerte del cebollín se pierden entre tanta sal. Más que a jaiba sabe a charales fritos.

Pero descuida, no todo está perdido… puedes pedir el sashimi blanco negro, otro de los especiales, que exime al anterior. Se trata de un atún sellado con ajonjolí blanco y negro, cuyo sabor exalta la frescura del pescado, que combina impecablemente con el toque fuerte de la cebolla morada y el penetrante, casi picante, tono del ajo tostado. La salsa ponzu y el ajonjolí solo vienen a complementar la receta con un acento entre dulce y amargo.

El servicio es dinámico, pero de repente poco cordial. No se te ocurra señalar la escasez de porciones en algunos de los platillos, ya que corres el riesgo de que el mismo capitán de meseros se engorile y te diga que así viene el platillo y que todo mundo lo sabe. Claro, todo el mundo excepto tú.

Y mientras esperas el siguiente plato, ¿por qué no bebes algo chic? El lichi ing es uno de los especiales de la casa. Se prepara a base de vodka-sake, lichi y leche de coco, y es ligeramente dulce y cremoso. Es muy rico, aunque su sabor quizá te recuerde a una piña colada). También puede elegir cualquiera de las variedades de sakes, muy ad hoc con el lugar. El sake-taoki, a base de pepino, con refresco lima limón, es muy fresco. Sabe como a Sprite con piquete. También cuentan con una buena selección de vinos.

Siguiendo con la reivindicación, el ebi miso son camarones con espárragos bañados en una salsa de queso gorgonzola, en donde este intenso pero delicioso sabor, combinado con lo fuerte del ajo, te dejará sin palabras. Ésta es una buena opción sólo si lo compartes, para no ser el único que huela a ajo. Si estás de antojo ligero y prefieres un sushi (que en su mayoría vienen muy bien presentados y preparados), el lemmon roll tiene por dentro aguacate, pepino, y atún spicy, y por fuera atún y rebanadas de limón dulce con un toque de salsa ponzu. Esta combinación da como resultado un sabor entre picosito y ácido que, combinado con la salsa ponzu y un poco de wasabe definitivamente despertará tus papilas gustativas. La consistencia del arroz es la indicada: firme y cero chiclosa.

Y para reventar calorías, está el ganache, con el que descubrirás en cada bocado una invocación al placer. Este diamante negro es de consistencia esponjosa (casi como un mousse) pero en panqué. Aquí se mezcla lo dulce y lo amargo del chocolate, y va cubierto con una capa de chocolate casi derretido que se convertirá en un dulce tormento.

Con este new look, la concurrencia que se da cita en el Nick San, está compuesta sobre todo por adultos jóvenes y grupos de amigos que disfrutan de una manera casual el ambiente relajado; sin duda, un concepto que promete.