Restaurante mexicano que apoya la investigación y el rescate de recetas tradicionales.

Fueron muchos los involucrados en este proyecto gastronómico: chefs como Martha Ortiz, Mónica Patiño o Patricia Quintana aportaron recetas y los propietarios son, por su parte críticos gastronómicos de la vieja guardia. Eso no es garantía, por supuesto. Porque ninguna de las chefs continúa en la cocina.

En un principio, leer el menú es entretenido (porque relata las historias de algunos ingredientes y platillos). Después se puede seguir lo clásico: un agua de horchata o tequila con sangrita.

De las cosas buenas de la cocina está el mole de tamarindo con pavo, que es más dulzón que cualquier otro. Lo sirven con rebanadas de pavo y el clásico toque de ajonjolí.

Si te gustan los insectos, aquí preparan muy bien los chapulines: con aguacate, poco salados y tortillas hechas a mano.

Lo mejor, es el carrito de salsas. Una experta señora recorre el comedor con molcajetes y chiles para preparar en tu mesa, al momento, la salsa que mejor “enchile” tu platillo.

Las presentaciones podrían mejorar, pues algunas son desabridas y poco estéticas. El servicio es profesional y atento.


Sucursal: Los Girasoles Centro