Con más de 60 años de tradición, la franquicia otorgada por el gobierno cubano, reproduce el ambiente y el estilo gastronómico en una casona de la Colonia Roma. La paredes, cubiertas de buenos deseos, emulan la tradición iniciada por el poeta de Cuba Nicolás Guillén.

En la barra se preparan mojitos, daiquiris y cubas libres sin olvidar que todo está amenizado por el amable y cadencioso compás del son. De la cocina escapan aromas de cerdo y frijol, las especialidades más importantes. Porque esto no sólo es un bar, es un restaurante con todo el espíritu de La Habana.

Muy importante es no desdeñar la variedad de cocteles y tragos largos, desde la famosa Cuba Libre que irónicamente se le atribuye su creación a un soldado americano que al brindar exclamó esta expresión.

El Daikirí, creado en el bar Floridita y el Mojito, famoso preparado de ron y hierbabuena creado en la Bodeguita de La Habana vieja a donde Ernest Hemingway acudía por sus drinks.

La bodeguita cuenta con un amplio surtido de puros que maridan con los rones añejos más finos.