Bice Bistro Pedregal
Por: Sujey Rodríguez Ramírez
El primer Bice (mote cariñoso de su fundadora Beatrice Ruggeri) abrió sus puertas hace 80 años en Milán, Italia. Hoy existen Bice Bistros por todo el orbe, y ahora, además del que está en el Camino Real de Mariano Escobedo, el DF cuenta con el de Periférico Sur.
No sólo es una buena opción gastronómica para los huéspedes y los pacientes de los negocios paralelos de los Olegarios Vázquez, padre e hijo, por esos rumbos (el Hotel Camino Real y el Hospital Ángeles). El sitio es agradable, pero no suntuoso. Con plasmas sintonizados en eventos deportivos (por fortuna sin audio), una llamativa pecera por allá y algunas fotografías en blanco y negro por acá. El ambiente en general es despreocupado y reconfortante. A la hora de la cena –sin duda el mejor momento para apreciar su discreto encanto, sobre todo si se va bien acompañado– no abundan las corbatas y las que hay ya están aflojadas.
La tártara de atún, piña y vinagreta de cilantro y pomodoro es una delicia en la que el fruto termina imponiéndose con un acento agridulce. La variedad de pastas importadas y hechas en casa te abrumará en el buen sentido. Entre los risottos, hay que destacar elspeciale, preparado con champaña, limón y caviar; su sabor delicadamente ácido hace buenas migas con el acendrado sabor de la cebolla y lo salado de los huevecillos negros.
Una recomendable opción de postre ligero es el plato de moras, frambuesas y fresas con sorbete de limón, que invita al comensal a detectar las nimias diferencias entre la tríada de frutos rojos, unos más dulces y otros más ácidos (¡pruébalos a ciegas y adivina cuál es cual!). Desde que llegas, y hasta que te extienden la canastita con las mentas, la atención es esmerada.
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