Aunque suene cursi, muchas parejitas aprovechan el fin de semana para la melcocha. Aquí te dejamos una selección para la ocasión que más se ajuste a tus necesidades.

PRIMERAS CITAS

Fiesole: Es del tipo de espacios al que solo le hace falta el chalet y la chimenea al lado para redondear la noche romántica (lástima que un rinconcito así, para acurrucarse, esté en medio de Av. Revolución). El restaurante es como una cuevita, lejos del ruido de la calle, con luz tenue y una velita al centro. Mesas para parejas tienen muchas pero la que gana, por la privacidad, es la que está al fondo, junto a la cava. La comida es de acento italiano, especializada en pizzas a la leña que te puedes saltar fácilmente para una cena por tiempos: espárragos laqueados para el inicio, una pasta con hongos porcini o un filete de res en reducción de balsámico.

El Malayo: A diferencia de otros lugares orientales este sitio no es conservador en el decorado; no lo encontrarás frío, ni simplón, ni tapizado de dragones o símbolos sino todo lo contrario: cómodo, íntimo, chic y con una buena carta de vinos para iniciar la noche. Lo romántico, además de la ubicación y la luz tenue, es la posibilidad de compartir, comentar y darle a probar a tu pareja una gastronomía singular; para muchos las aventuras gastronómicas resultan el gatillo ideal para una noche romántica.

La Alcantarilla: Piensa en tu noche romántica ideal. Estás en una mesa pequeña pero cómoda, a la luz de las velas, bebiendo una copa de vino y comiendo de una tabla de quesos. Eso, justamente, es lo que puedes tener en La Alcantarilla. Ayuda su ubicación, en el cruce de Av. Toluca y Desierto de los Leones, alejado del ruido de la ciudad y con un friíto que se presta como anillo al dedo para el abrazo. Ayuda también su pequeño jardín, los pisos de duela y la música, casi siempre jazz y chill out. Eso sí: aquí nada de ocultar los precios a tu significant other: la carta está dispuesta en las paredes del lugar, así que las cuentas siempre serán claras.

Barracuda Dinner:Que no se malentienda, el Barracuda puede no parecer un lugar romántico de primera intención (sobre todo ya entrada la madrugada cuando muchos llegan, principalmente, a cenar para bajarse la borrachera). Sin embargo, es el lugar idóneo para recrear una fantasía romántica cien por ciento naif, al estilo Vaselina ¿Hay algo más empalagoso que una malteada con dos popotes? ¿O haciéndose el malo con un Dr. Pepper? Además es un lugar cómodo para las cenas compartidas entre parejas.

PARA MANTENER VIVA LA MECHA

Casa Lamm: Esta casona de la Roma lo tiene todo: exposiciones para entretenerte mientras esperas una mesa, jardines que propician la plática o un cómodo cafecito y un exclusivo restaurante con opciones de cocina contemporánea y esa música chill out que siempre facilita la conversación y agrega calidez a un encuentro. La comida, puede no parecer la más provocativa así que de antemano te ofrecemos como sugerencia una ensalada de endivias con mango, pimiento rojo y granos de mostaza

Thai Gardens: Este lugar gana puntos en la escala del romanticismo por el decorado de sus dos sucursales en Condesa y Polanco. Los espacios están cuidadosamente diseñados para que entres y te olvides que hay un mundo ajetreado afuera. Para ir en pareja resultan ideales las porciones de los platillos, la calidez del servicio (más en Polanco que en la Condesa) y un atractivo menú de degustación. Si prefieren aventurarse por la carta se toparán con una entrada como las brochetas bañadas en una aromática leche de coco

Miralto: La trayectoria al centro tiene vale la pena siempre y cuando puedas sentarte con tu chico (a) a contemplar la ciudad con un crème brûlèe al centro y una copa de vino espumoso para postre. Podrían pasar horas en ese momento que es sólo el final de una velada en el último piso de la Torre Latinoamericana. ¿Qué vino antes? Una sopa de jitomate rostizado para entrar en calor, una tarta de salmón para compartir y un filete a la mostaza para cerrar.

DISPUESTOS A TODO

Sikasso: Aquí también puedes hacer del chef Jorge Méndez tu cómplice para ayudarte a elegir el menú, el vino o la champaña (específicamente de las opciones que hay en la carta), mandar a comprar un arreglo al vecino Mercado de las Flores, colocar el anillo de compromiso oculto en algún postre o simplemente conseguir el permiso para colocar un arreglo personal: globos, fotografías, etcétera.

Sud 777: El lugar lo tiene todo para las parejas sólo es cuestión de encontrar el rincón que más te acomode: están las mesas de cualquiera de sus terrazas, cada una con chimenea; o los sillones tipo lounge al lado de un espejo de agua que decoran con lirios, sólo súmale un martini de la casa a la luz de la luna y tendrás el cuadro romántico perfecto para provocarle envidia a Sherezada. Por si fuera poco, al caer la noche el lugar adquiere la textura perfecta

Jaso: —“Mi mamá solía hacerme madalenas, para tomar con leche”— dice él.
Acto seguido: un mesero se aproxima con una canastita que desprende un rico olor a vainilla, son madalenas recién horneadas, por cierto, muy parecidas a las de su mamá.
— Una copa de champaña de cortesía— remata el mesero y la pareja sale cien por ciento satisfecha.
Y es que en Jaso “cena para dos” tiene un significado peculiar: significa un esfuerzo de los chefs Sonia y Jared por indagar en las preferencias y gustos de la pareja para complacerlos, en todo, desde el minuto en que entran al restaurante.

Las heladerías también son perfectas para el romance, así que checa este top.

(Fotos: agiel (2), xcode(3)