Tras la consumación de la
independencia México y su gobierno proyectan a gritos y sombrerazos su
inexperiencia. ¿Cómo debe de manejarse un país? Todos opinan, nadie lo sabe;
¿Qué tipo de gobierno es mejor? Todos opinan, nadie lo sabe; ¿Había más armonía
bajo la batuta española? Todos opinan y otra vez nadie sabe lo que opina, nadie
tiene bases para afirmar nada, el futuro es algo incierto y la inestabilidad
junto con la crisis de identidad nacional orillan al México independiente a
buscar patrones políticos y culturales de países aparentemente estables. Este
sentimiento de inferioridad refleja en la comida, lo propio no nos parece
suficientemente bueno, incluso se llegaron a escuchar comentarios tan
increíbles como "Las personas que piensan en México como un país salvaje e
incivilizado, se sorprenderían con la cantidad de té que se bebe aquí en
abundancia, principalmente entre los ingleses" Quién sabe, en una de esas
pensaban que si tomaban té absorberían los ideales y la estabilidad política
que costaron tantos años de arduo trabajo y sudor a los países europeos.

¡Chale! Al parecer lo
‘pochos’ y ‘malinchistas’ no lo hurtamos, lo heredamos. Sin embargo la adopción
de productos extranjeros enriqueció grandemente nuestra gastronomía. Durante el
Porfiriato se empieza a generar un sentimiento nacionalista que se corona con la revolución. En ésta época se retoman con orgullo
las tradiciones mexicanas, entre estas la culinaria. En este punto de la
historia la influencia de los productos extranjeros se encuentra muy arraigada
a nuestra cocina, y la gastronomía mexicana da un tremendo paso evolutivo.

*Esta es la segunda parte de
una trilogía que trata poco más de 200 años de historia gastronómica nacional.
En este link encontrarás la primera parte que trata de la comida antes de y
durante independencia https://www.chilango.com/restaurantes/nota/2010/08/30/antecedentes-conquista