San Valentín no es la única fecha ni la única excusa para experimentar con tu pareja y explorar nuevas formas de intimar. ¿Ya te acabaste el manual para hablar sucio y hasta hiciste las 30 cosas que experimentar en la cama antes de morir? Entonces hablemos de fetiches con comida. O sea, utilizar comida como herramienta para potenciar los sentidos y llevar el placer no al límite, sino más allá. Y no, no estamos hablando solo de embarrarse crema batida.

Fetiches con comida: desde embarrarte comida en el cuerpo hasta ver alguien comer sin límite

“El fetiche se trata de un objeto en el que el practicante deposita la función de excitación sexual. Por lo general esto se hace de forma involuntaria y tiene que ver con vivencias tempranas de la infancia donde la persona vio o vivió alguna escena sexual”, dijo en entrevista la psiquiatra Natasha Alcocer, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

Hablando de los fetiches con comida, se originaron gracias a que el ser humano siempre ha querido experimentar diferentes sensaciones para aumentar la excitación o el placer sexual y dentro de esta búsqueda encontró en las diferentes texturas, sabores, olores y todo lo que la comida puede provocar, algo nuevo. Como dijo el escritor argentino Martín Caparrós: “Comer es casi todo, como coger es casi todo, como poder es casi todo”.

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A continuación te presentamos algunos de estos fetiches con comida, ¿qué son?, ¿en qué consisten?, ¿son peligrosos? y, lo más importante, ¿vale la pena intentarlos?

Sploshing

sploshing

Foto: Flickr. Charlotte Farrugia.

Consiste en embarrarse comida, bebida y otras sustancias comestibles sobre todo el cuerpo. No solo es un foreplay, a mucha gente le satisface la sensación de la comida sobre el cuerpo. Además de que puede ser algo visualmente atractivo. Surgió a partir de que muchos artistas incursionaron en el Eat Art y experimentaron con el cuerpo y la comida para crear arte. El precursor de este fenómeno es Blake Little, un fotógrafo de Los Ángeles que en una sesión fotográfica usó miel para cubrir a modelos.

Feederismo

la gran comilona

Foto: Película La Gran Comilona de Marco Ferreri.

El feederismo es un fetiche de pareja. Participan feeder —alimentador— y feedee —alimentado—. El feeder es el encargado de alimentar a su pareja y el feedee es alimentado; la misión es hacer que el feedee engorde sin límite aparente. Para ilustrar tomemos de muestra la película de Marco Ferreri, La Grande Bouffe (La gran comilona), donde se juntan el placer de comer y el placer del sexo. Si consideramos que la obesidad es un problema de salud pública en México y varias partes del mundo, no es una práctica sana.

Foodporn

foodporn

Foto: Flickr. Tilo Hensel.

Ya lo conoces: inició como un fenómeno en redes sociales —sobre todo en Instagram y Twitter—. Sin embargo, fue mutando poco a poco hacia convertirse en un fetiche. Algunas personas encuentran placer sexual al ver fotos de comida abundante y atractiva. Algunos pensarán que “es una exageración, que las fotos de comida dan hambre, no ganas de las otras”, sin embargo, muchas personas experimentan excitación sexual. Los especialistas han vinculado este fetiche con una promoción de la comida chatarra.

Mukbang

Mukbang

Foto: Flickr. Moon.

Es un moda proveniente de Corea del Sur que con el paso del tiempo se ha convertido en un fetiche. Surgió en 2011 y en ella participan un bloguero y hasta un millón de espectadores. Durante una transmisión, el bloguero ingiere cantidades enormes de comida mientras platica con la audiencia que contempla fascinada el atracón. No exageramos al usar esta palabra pues en las transmisiones, hay blogueros que ingieren hasta un kilo de noodles, bowls enteros de yakimeshi o hasta 30 piezas de pollo frito. El asunto ha tomado tanta fama que hay espectadores que pagan para que los blogueros realicen prácticas extrañas con comida y cada vez van subiendo de nivel sus peticiones.

Bread Face Blog

Aún no sabemos cómo definir esta practica que es hecha por una bloguera con 192 mil seguidores. En sus videos aplasta con su rostro diferentes panes, una actividad que (sorpresivamente) se vuelve visualmente atractiva al agregar música, luces de colores, flashazos y sonidos placenteros (una corteza de pan quebrándose, una salsa cayendo o una bolsa abriéndose). Nadie pedía ni esperaba ver esto y eso es justamente el lema de esta bloguera: ? giving the people something they didn’t ask for ?.

Qué tan recomendables son estas prácticas

Como recomendación, la doctora Alcocer dijo que “practicar los fetiches -si es con conocimiento y consentimiento de la pareja– puede diversificar y enriquecer la práctica sexual. Sin embargo, si esto es una cualidad restringida y necesaria para poder tener excitación puede tratar de una parafilia de mayor intensidad y difícil de ser compatible en una pareja; por tanto, necesita tratarse con un especialista, pues podría afectar tu vida”.

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