Los editores tragones de Chilango nos sacrificamos a probar seis diferentes chiles en nogada que puedes encontrar en el DF. Encontramos desde los que más se apegan a la receta tradicional y lo que le varían un poco. Checa nuestro veredicto y lánzate por tu favorito.

Angelopolitano ($180)

Es un restaurante en el que se ofrece lo mejor de la cocina típica de Puebla. El chef y propietario del lugar, Gerardo Quezadas, combina las recetas tradicionales de su familia con nuevas técnicas de preparación.

Georgina: El chile estaba un poco duro, les faltó asarlo un poco más para que quedara blandito. Al relleno le faltó dulzor, le podrían añadir más fruta. Y de la nogada no me puedo quejar estaba espesita y dulce.

Mariela: Prefiero el chile frío, y en este caso es caliente; el relleno está muy equilibrado, entre lo dulce y lo salado, la nogada es clásica y el chile pica en su justa medida.

Miguel: Para mí fue el ganador, de hecho disfruto más cuando calientan el relleno y el chile aparte y luego le ponen la nogada fría. Así lo hacen aquí y es un contraste muy rico, la fruta que lleva el relleno está fresca y se puede sentir muy bien los diferentes sabores agridulces y las diversas texturas del chile, los piñones y la nogada.

La Poblanita de Tacubaya ($175)

Es un restaurante con variedad de antojitos, hay tacos de cochinita, mole verde, mole rojo, hongos, nopales, rajas con crema, sesos, tinga de pollo o chicharrón. Todos son servidos en cantidades generosas.

Georgina: Lo primero que pensé cuando vi este chile es que estaba muy atascado, aunque quizá es porque aquí no tienen empacho en servir nogada al por mayor. Lamentablemente, la salsa sólo tiene un ligero sabor dulce, pues se les pasa la mano con la crema. El relleno, carne y fruta se equilibran y rescatan algo de los sabores tradicionales de este plato.

Mariela: Todo es abundante, la nogada tiene más crema y queso que nuez. El relleno tiene más carne y menos fruta. Ideal si tienes antojo y mucha hambre.

Miguel: Masivo, pero pareció el más apegado a la receta que todos conocemos y amamos. Es dulce pero no demasiado, el relleno es más que cumplidor y perfectamente puede satisfacer a un par de personas solito.

El Cardenal ($240)

Es uno de los restaurantes de la ciudad que se encarga de rescatar la cocina tradicional mexicana con platillos preparados a la “antigüita”. Su ambiente es semiformal y muy agradable.

Georgina: Cuando me dijeron el precio del chile pensé que era una exageración, sin embargo, para mí fue el mejor… Aunque eso sí, sigo pensando que podría estar más barato. El relleno combina un ligero sabor del jitomate con lo dulce de las frutas. Y la nogada espesita y aún con trocitos de nuez, lo agradecí mucho.

Mariela: El chile está muy bueno, la nogada está un poco suave, no muy espesa. El relleno es sutil, equilibrado fruta y carne.

Miguel: Este es el más caro, y por el tamaño parecería no ser el mejor negocio. Tiene un rico sabor ahumado y una nogada dulce y sedosa, pero pienso que hay mejores y más baratos.

Azul Histórico ($260)

Es un restaurante a cargo del chef Ricardo Muñoz Zurita en donde se ofrecen platillos de la cocina clásica mexicana. Organiza diversos festivales como el del mango y chiles rellenos, de su carta regular, los moles son toda una tentación.

Georgina: Daba muchísimo por este chile, de hecho antes de empezar a probarlos creí que sería el ganador indescutible, pero no. Para mí ocupa un segundo lugar, y la razón es que el relleno te deja un sabor a especias en la boca que ya no te hacen disfrutar tanto la nogada, que en realidad es bastante buena. Además su presentación es muy elegante pues en el rabito del chile le ponen un moñito verde.

Mariela: El chile no pica nada, queda demasiado sutil todo el platillo. La nogada está ligera. El relleno está rico, pero con mucho sabor a especias.

Miguel: Sin duda el más estético,viene integrado con su moño de adelita y toda la cosa. La nogada es casi un mousse delicadísimo y sedoso pero al final peca de lo bonito que está pues al probarlo le falta ese sabor rústico y mexicano que debe tener.

Antigua Hacienda de Tlalpan ($180)

Es un hermoso restaurante que se ubica dentro de una enorme casa colonial. Su carta es variada, hay desde especialidades de la cocina mexicana como los escamoles –preparados con epazote y mantequilla– y platillos internacionales como los afrodisíacos ostiones Rockefeller.

Georgina: No soy fan de los chiles capeados, pero no me quise adelantar hasta probarlo. Mi conclusión, el capeado no era finito estaba grueso y eso puede terminar por arruinar cualquier chile relleno. La nogada no es la típica blanca, tiene un ligero color cafecito y su sabor es un tanto envinado. Sin embargo, combinada con el relleno hace que el resultado no sea para un tache, de hecho es bastante pasable.

Mariela: El chile es capeado, me gusta más sin capear. El relleno está un poco seco, aunque bueno de sabor. La nogada está como envinada pero hace una buena combinación con todo el platillo, es espesa.

Miguel: Este se me hizo el más neutro, no tiene mucho sabor el chile y el relleno está un poco seco. La granada resulta un poco dura y lo que lo salva un poco es que se nota que está envinado y para aquellos que nos gustan nuestro platillos con un poco de piquete, este lo tiene.

San Ángel Inn ($197)

El restaurante se encuentra dentro de una hacienda del Siglo XVII. Su oferta va desde cebiches hasta un pato horneado con salsa de zarzamora, también hay platos como pollo con mole poblano y chiles rellenos.

Georgina: Creo que lo único salvable de los chiles en nogada de este lugar, es que por el precio que pagas te dan dos chiles de tamaño mediano. De ahí en fuera, la nogada que es lo más importante de este platillo termina por arruinar todo. Es como un mousse de granada, que no tiene nada de sabor a nuez.

Mariela: Es demasiado dulce, le falta sabor a chile, no pica nada. La nogada tiene una consistencia de espuma, es una mezcla original de granada con crema, no sabe mucho a nuez.

Miguel: Empalaga, su nogada ya viene mezclada con la granada y es de color rosa mexicano, en textura parece más una malteada de fresa que una nogada tradicional.