México tuvo dos grandes reconocimientos este año, uno quenos enorgullece enormemente –la UNESCO reconoció la gastronomía mexicanacomo Patrimonio Cultural de la Humanidad–y otro que es una verdadera vergüenza nacional –somos el país conmás obesos del mundo (un gran CHALE)–. Pero la guerra contra la chatarra aúnno está perdida, pues gracias a la primeraserá más fácil erradicar la segunda.

Empecemos por lo más simple y necesario:el agua. El mexicano promedio bebe cantidades absurdas de refresco. En lo únicoque gana esta última bebida es en su sabor, pues irónicamente el refresconi siquiera refresca. Como mexicanos, no tenemos argumento alguno paradefender a los chescos, pues nuestra aguas sonlas mejoresdel mundo: refrescantes, ligeras, nutritivas y, sobre todo, llenas de sabor.

Cambia de hábitos, el agua noessólo más sana, es más rica.

Llévela…, ¡¡¡llévelaaaa!!!