Así es, en México hay masonas y llevan luchando por la libertad de las mujeres desde años antes de que se promulgara el voto femenino en nuestro país. 

Quizá hayas leído, visto u oído acerca de esta agrupación, de los misterios que la envuelven, de su participación en la independencia de algunos países y tal vez relaciones todo esto con hombres caucásicos vestidos de traje sastre, pero la realidad es que hoy, también tiene mucho que ver con mujeres latinas. Se dice que el presidente George Washington era masón, pero también, la mismísima corregidora Josefa Ortiz de Domínguez. Quisimos saber más y esto fue lo que averiguamos.

Primero que nada, ¿qué es la masonería y de dónde surgió? 

“Sociedad secreta de ámbito internacional y estructura jerárquica basada en la fraternidad entre sus miembros, los cuales se agrupan en logias y hacen uso de ritos y signos emblemáticos”, es la manera en que el diccionario de Oxford define a la masonería.  Sin embargo, la mayoría de sus integrantes aseguran, que, en la actualidad, no se trata de una sociedad secreta, sino únicamente discreta.

El acontecimiento histórico más citado en torno a su origen es la fundación de la Gran Logia de Londres en 1717, aunque hay quienes ubican sus inicios en las cofradías de albañiles en el medievo. La masonería llegó a nuestro país junto con los primeros migrantes franceses, sin embargo, se consolidó hasta pasada la guerra de Independencia.

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¿Y la femenina? 

La primera mujer en ser admitida en este tipo de sociedades fue Elizabeth Aldwort, en Irlanda de 1732, la segunda fue María Deraismes, en Francia de 1882.

En la actualidad La Gran Logia Unida Femenina Alma Mexicana, es la organización nacional que cuenta con el mayor número de mujeres iniciadas. Su historia empezó en 1935, año en el que Magdalena Sánchez de Alzaga, quien pertenecía a una logia mixta, decidió fundar una institución masónica independiente, conformada y administrada únicamente por mujeres, bajo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Una maestra masona

Margarita se dedica a la investigación en el área de las ciencias exactas y es masona desde hace 30 años. 

Cuando trabajaba en Europa, llegaron a sus manos libros escritos por detractores de la masonería, obras que, en lugar de alejarla de dicha institución, despertaron su curiosidad por la misma: “Me pareció que reunirse cada semana con gente para trabajar en su interior de manera individual, no era una práctica reprobable, sino al contrario”, expresa.

Para ella la masonería es una filosofía moral encaminada a la mejora personal, tanto espiritual como material. “Es una filosofía basada, sobre todo en la filantropía, comenzando por la filantropía hacia una misma y un respeto irrestricto a la vida, al planeta, a todo”.

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Ella es Margarita, maestra masona. Fotos: Raulí Monteros
Ella es Margarita, maestra masona. Fotos: Raulí Monteros

¿Por qué tanto misterio?

Muy probablemente has visto algún símbolo masónico o sabes de la existencia de sus saludos y ritos. Al respecto, Margarita nos explica que estos sirven, principalmente, para entender y recordar conocimientos y que, aunque para algunas personas resulten llamativos visualmente, en realidad cumplen un propósito interno, de índole intelectual y espiritual. 

“Pensamos que el símbolo es a veces más rico que las palabras y que tiene diferentes aristas, lo que hace posible interpretarlo de diversas maneras… esto no es exclusivo de la masonería, desde las primeras civilizaciones se buscaron símbolos, por ejemplo, en las constelaciones estelares, en los números… por su parte, los rituales fomentan una disciplina que permite volcarnos a nuestro interior”, explica Margarita, la maestra masona.

¿Mujeres masonas?

En el siglo XVlll se elaboró un documento titulado land marks (límites de tierras), el cual, entre otros asuntos, prohíbe iniciar en la orden a personas con discapacidad, ancianos, menores de edad, esclavos y mujeres. 

Con respecto a lo anterior, Margarita considera que esa ley se hizo en la época victoriana, cuando se pensaba que las mujeres no podían ser realmente libres, pero que, en la actualidad hay cada vez más hombres que reconocen a la masonería femenina, aunque aún hay grupos que se consideran regulares sosteniendo dicho precepto.

“Sigue habiendo mentes retrógradas que piensan que no deberíamos estar en masonería, pero considero que todo está cambiando para bien”, comenta la maestra que prefirió no dar su apellido.

“¿Crees que esta institución ha influido de manera directa o indirecta en la lucha por la equidad de género?”, le preguntamos, a lo que respondió: “Si, desde luego, nuestra primera logia tiene 87 años y se fundó mucho antes de que promulgara el voto femenino. Es una lucha que se dio en la práctica, ejerciendo la libertad para gobernarnos y para ser buenas ciudadanas”, dijo,“si ha sido muy importante en el empoderamiento de las mujeres”, remata. 

¿Quiénes son admitidas en la masonería?

Margarita explica que en el caso de Alma Mexicana y, a grandes rasgos en todas las logias masónicas, se acepta a mujeres con al menos 21 años cumplidos (o 18 sí son hijas de masones) que tengan una forma honesta de ganarse la vida y que sean libres y de buenas costumbres. También añadió que las interesadas tienen que contactarlas asistiendo a las instalaciones de la institución o mediante su sitio de internet o de Facebook, para así comenzar un periodo de evaluación. 

“Lo importante de todo esto y la razón por la cual es una actividad discreta, es porque busca que con el ejemplo, no tanto con las palabras, se mejore la vida propia y la de otras personas y se alcance la felicidad”, concluye, pues no les interesa tener tantos reflectores encima, pero sí seguir existiendo.