Nos lanzamos a un mini recorrido por estaciones de la Línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo Metro y presenciamos lo inimaginable desde hace unos años para acá: no había vagoneros.

Nadie con pesadas mochilas repletas de bocinas, dando recargones, jalando pesadas bolsas de alegrías que venden a cinco y a diez, dependiendo de la cantidad de pasitas y nuez que traigan.

Así, en bienestar del público usuario, creemos, desapareció una postal colorida pero un poco vergonzosa de nuestra capirucha.

El asunto es que el fin de semana pasado aún se encontraban vendiendo en los vagones. Lo habitual: discos, películas, dulces, pañuelos desechables, enciclopedias, en general parafernalia chilanga. Pero esta mañana, entre las 11:00 y las 13:00 horas que duró nuestro recorrido, no vimos a ningún vagonero.

Esto viene a colación porque el gobierno del Distrito Federal marcó el 10 de febrero de este año en el calendario como la fecha límite en que el Metro estará libre de vagoneros, de una vez por todas.

Anunció, también, que para convencer a las asociaciones de vagoneros que dejarán de vender –entre 2 mil 500 y 3 mil vagoneros– les dará un apoyo económico de poco más de 2 mil pesos, durante los próximos seis meses.

Además se buscarán opciones para integrarlos a actividades formales, como el mismo comercio dentro de plazas comerciales que los mantengan fuera de los vagones.

De todas maneras, según informó el gobierno del Distrito Federal, se continuarán los operativos para evitar que regresen a vender dentro de los trenes.