Camino a la calle Álvaro Obregón, tras no poder corroborar que su familia estaba bien minutos después del sismo del 19 de septiembre, Tábata encontró una escena que la conmovió entre las calles de Querétaro y Yucatán: debajo de un automóvil, distinguió el pelo blanco de un perro que, en varias ocasiones, volvió asustado a su escondite… y evitó que fuera una de las mascotas perdidas tras el sismo.

Ese día —como tantos de nosotros—, la joven de 24 años no podía corroborar que las personas que quiere estaban a salvo; recordarás que los servicios de internet y telefonía fallaron en muchas zonas. El tiempo se volvió más crítico cuando en los noticieros se reportaron las afectaciones en la Condesa, donde vive su familia, así que decidió llegar por su propio pie.

Así encontró al cachorro y, después de subir algunas fotos y no hallar eco, Tábata lo llevó a su casa, donde lo ha cuidado desde entonces. Durante su primera noche, el perrito —rebautizado como Max— no se separó de ella en ningún momento. Una semana después, el pequeño maltés (con vitiligo en un ojo y en el hocico) se adaptaba bien y ya compartía el espacio con los niños y otras mascotas; no dejaba de comer ni de jugar, pero, al escuchar ruidos fuertes, su primer impulso era correr con dirección a la calle.

Ahora, Tábata no deja de pensar en el miedo que, probablemente, sintió Max escondido toda la noche bajo la parte inferior de un coche. También cree que estaba recién bañado, puesto que olía a jabón perfumado, y, debido a que sus dientes son pequeños, calcula que nació hace unos seis o siete meses.

Sin embargo, la historia de Tábata y Max es sólo una entre las de cientos de personas que aún buscan a sus mascotas perdidas tras el sismo.

Volver a enfocar esfuerzos

Además de que en la mayoría de los albergues ha habido sensibilidad respecto al fuerte vínculo entre seres humanos y animales domésticos, hay otras opciones para las mascotas perdidas tras el sismo, como los voluntarios comprometidos con el cuidado de animales mientras se localiza a sus dueños.

Por otra parte, los esfuerzos que los establecimientos de atención para mascotas han hecho son muy loables, como es el caso de Petopía, que se convirtió en centro de acopio para gatos, perros y demás.

En La casa del mestizo, cuyo principal objetivo es la adopción, se han sostenido con donativos para curar a varios animales rescatados y sobrevivientes.

En la boutique para gatos, La Gatería, el trabajo ha consistido en buscarle un hogar temporal a mininos y perros. Además, los pueden canalizar hacia otros refugios.

En redes sociales, vale la pena entrar a la página Perros Sismo Méx, donde se suben las fotos de los animales encontrados, y al grupo público Perros y gatos perdidos en terremoto 19 Septiembre 2017, en el cual se comparte información pertinente.

Ellos también necesitan víveres

La lista de alimentos y artículos que reciben los grupos dedicados a acoger y cuidar de las mascotas perdidas tras el sismo es la siguiente: croquetas y alimento húmedo para cachorros y adultos; pipetas y jabones antipulgas; collares, cobijas y camas o tapetes para perros y gatos, así como guantes y cubrebocas que utilizarán los médicos veterinarios.

En el caso de los medicamentos, se pueden enviar los siguientes: ivermectina inyectable, tramadol, meloxicam, cefalexina, carprofeno, antibióticos con receta (ampicilina y dexametasona), y, por último, jeringas y vendas.

Nuevos datos de mascotas perdidas tras el sismo

Según el saldo más reciente anunciado por el gobierno capitalino, se ha rescatado a 90 perros, 18 gatos, dos conejos, una iguana y un cotorro. Mientras que, en el hospital de Iztapalapa, 52 perros y dos gatos son atendidos.