Ganar la lotería

Esta es una fantasía hereditaria seguramente; desde que tenemos uso de razón, nuestros papás sueñan con “llevarse el Melate” y, fin de semana tras fin de semana, vemos la ilusión con la que juegan esperando una solución mágica a todos sus problemas. Inevitablemente, al adquirir un boleto, pensamos en lo que haríamos con ese dinero ganado, y, no nos dejarán mentir, todos decimos “primero haría un fiestón loco y luego invertiría mi dinero”. Mientras soñamos… será mejor que nos pongamos a trabajar.

Bajar de peso

El que es flaco no está conforme con su complexión y el que es gordo tampoco. El caso es que nadie es feliz con lo que tiene y lo más triste es que desperdiciamos demasiado tiempo imaginando lo felices que seríamos si esa lonjita desapareciera… Lo cierto es que si en 30 años no se ha ido, lo más seguro es que se quede para el resto de tu vida. Convirtamos esta fantasía por una más efectiva: “siempre ser sexy y atractivo(a)”, dos infalibles que funcionan de maravilla cuando de conquistar se trata. Quien se siente sexy se ve sexy, es cuestión de autoestima. Bueno, al menos créelo, puede ser que los demás no lo noten. Ellos se lo pierden.

Cambiar de pareja

Por miedo, conformismo o “estabilidad” hay quienes no dejan a su pareja a pesar de ser infelices a su lado. Lo malo es que cuando voltean hacia atrás se dan cuenta de que han pasado años y aun no son capaces de tomar una decisión. Se conforman fantaseando con una pareja detallista, que ame a su familia y que sepa tratarlos(as) como realmente quisieran. Mejor dejen de fantasear y agárrense los pantalones, busquen a alguien que los deje ser ustedes mismos. Esta fantasía es muy perdedora, a menos que fantaseen con mujeres u hombres increíblemente guapos, lo cual está bien, pero sólo por un ratito.

Vivir en otro lugar

Conocer a fondo la cultura de otro país es algo a lo que todos le tenemos ganas. Desgraciadamente, una experiencia como ésta requiere mucho dinero. Los que no han tenido la oportunidad de hacerlo, siempre tendrán en mente lanzarse a vivirlo, pero la realidad es que no sucederá hasta que pongan cartas en el asunto (o sea, ahorrar o hacerse de una beca a través de un trabajo arduo o una amistad influyente). Lo mejor si quieres conocer otra cultura es dejar de fantasear y empezar a googlear.

Mandar todo a la chin…

En ocasiones pareciera que el mundo conspira en tu contra, ¿a poco no?, se juntan todos los problemas que no habían sucedido en años: se descomponen todos los electrodomésticos en casa, cortas con el(la) novio(a), te da alguna enfermedad y no hay dinero… La única fantasía que queda es mandar todo lejos, cambiar de vida por completo y reiniciar. No creemos que fantasear con algo tan radical sea la solución: será mejor que enfrentes la situación y empieces por arreglar cosa por cosa. Nada es tan grave y odiar todo sí lo es. Ah, y cosa curiosa: cuando decides mandar todo hasta allá, normalmente el que se va eres tú. Oops.

Conquistar un(a) imposible

La fantasía que nos ha acompañado desde que sabemos que el amor existe, alla por nuestra tierna adolescencia. ¿Quién no ha tenido un amor imposible? El que no la haya tenido, no ha vivido. Nos gusta imaginar su cabeza recargada en el hombro de nuestro amor platónico, un beso más largo que dos semanas y sexo más pasional que cualquier película porno. Lo malo es cuando ese imposible es un famoso al que jamás conocerás, cuando recurres a la brujería, o cuando el imposible es el novio de una amiga (en cuyo caso, no es taaan imposible). No seas malos, el karma existe. Mejor busca uno que sí se pueda realizar y que no te haga ver como un miserable roba parejas.

Encontrar el amor eterno

Nada es eterno, pero las telenovelas han influido sobre la percepción que tenemos del amor: no existe una forma de amor “para siempre”. Mentira: las estadísticas demuestran que casi el 70% de los humanos terminaremos peleando y separándonos. Lo cierto es que, por más gráficas que digan lo contrario, seguiremos soñando con el amor infinito. Porque nadie comienza una relación verdadera creyendo que terminará mañana, ¿verdad? Pero es taan común. Ok, Sigue soñando… mientras dure.

Mentarle la madre al jefe

Después de muchos abusos, malos tratos y explotación de parte de tu jefe, llega un punto donde lo único que deseas es decirle la clase de cucaracha que es; fantaseas con aparecer un día y decirle todo lo que te has guardado. Planeas las palabras, la mirada y el líquido que le arrojarías en la cara. La verdad es que no te atreverías jamás porque te importa demasiado tu historial laboral… y tu libertad. Mientras sigas ahí, continúa fantaseando con las maldades que le harías. A lo mejor y tu mala vibra le genera algún malestar. O a ti.

Viajar por el mundo

Como dice el dicho… “tanta carne y yo chimuelo”, en este caso, “tanta tierra y yo pobre”. Es una desgracia no poder viajar por la miseria de vacaciones que dan las empresas, por la falta de dinero y por lo poco que vale nuestro devaluado peso; con lo que ganamos es difícil ahorrar. Sería excelente tener una etapa patrocinada para poder conocer NUESTRO planeta. En lo que eso sucede, sigue soñando con París. Triste realidad.

Sexo en lugares inusuales

La fantasía que todos han tenido… y quien no la tenga, seguro padece algún problema hormonal. No hay nada más mágico que lo imposible; en la mente no hay reglas ni límites, es más, ahí nadie juzga sus placeres culposos. Es por eso que esta idea es el escape para el mal humor, el estrés y la soledad. El elevador, la mesa de billar, el baño del avión. Cada quien tiene una cartografía de aventuras imaginarias.

Poder volar

Imposible, pero siempre deseado… volar es una de nuestras máximas fantasías; no por algo hasta hemos creado cientos de dispositivos para lograr algo que nos haga volar libremente. En caso de nunca volverse ave (sin ‘estimulantes’, por favor)… será mejor que lo sigas soñando.