Los conductores, que por el momento se limitan a seringenieros del gigante tecnológico, tuvieron que intervenir en el manejosolamente un par de veces durante cerca de 1,000 millas de recorrido. Frenarante incidentes imprevistos fue la causa de dichas mediaciones. Nada más.

Las posibilidades del desarrollo son inmensas: cada autopuede convertirse en una especie de "usuario" animado dentro del Internet,transmitiendo información pertinente que advierta a otros conductores o, enúltima instancia, que los peores conductores del mundo puedan sercastigados/multados/señalados a través de una red social diseñada paracontrolar el tránsito. Son ideas que se nos ocurren.

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También pueden optimizarse los recorridos, los consumos degasolina, los niveles de contaminación y, en un futuro, las averías y laseguridad de todos los coches. Si logran nuestros amigos de Google (amigos,porque su lema principal es "No hagas mal") ampliar la tecnología a estosniveles, los vía crucis oficinistas se reducirían muchísimo y horrores como loschoques de Metrobús, las señoras de camioneta o los peseros del infierno quedaríanreducidos a una mínima expresión. Las ciudades, y sobre todo la ciudad de México,sería un lugar mucho más feliz.

Se espera que la tecnología seperfeccione en un aproximado de 8 años. Así es como se ven estas maravillas delfuturo.

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