Por: David Sánchez

Qué haríamos los chilangos sin Paseo de la Reforma, si todo lo bueno, lo malo y lo raro que nos pasa, sucede ahí. Date el rol un domingo y verás una clase de aeróbics frente al Ángel, una multitud pedaleando de la “Suavicrema”, digo, la Estela de Luz a la estatua del Caballito, a la muchachada echando novio en Chapultepec y harto niño haciendo la tarea en alguno de los museos cercanos.

Reforma es el punto obligado para festejar, desfilar, mentar madres y generar lazos de comunidad porque si no pasa ahí, no se considera lo suficientemente importante ni memorable.

Esta avenida se creó en el siglo XIX con el fin de conectar la Ciudad de México con el Palacio Imperial en el Bosque de Chapultepec, y en honor a la emperatriz Carlota, se le dio el nombre de Paseo de la Emperatriz. Según la historia (no oficial), esta avenida se diseñó para que el camino al palacio fuera más rápido y el emperador Maximiliano “pudiera” llegar a dormir a palacio todas las noches.

Años después, en 1872, el presidente Sebastián Lerdo de Tejada le cambió el nombre al que ya todos conocemos. Desde entonces, ha sido la avenida más emblemática y entrañable para todos los chilangos. Échale ojo a estos lugares y “todos al Ángel”.

71566Ilustración: Tania Juárez

Ilustración: Tania Juárez (Ilustración: Tania Juárez)