Dos zonas emblemáticas y muy visitadas de nuestra capital chilanga cumplen un cuarto de siglo de haber sido declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO: El Centro Histórico y Xochimilco.

Dos sitios que suelen darnos orgullo y que incluso, cuando vienen parientes nuestros de otras latitudes, inmediatamente surgen como principales opciones para llevarlos a conocer la capirucha.

Como todos los chilangos lo hemos visto, el Centro Histórico ha tenido una transformación muy positiva en los últimos años. Se han rescatado edificios, calles, se han retirado algunos ambulantes, la Alameda quedó preciosa con su Extreme MakeOver, lo mismo que muchas plazas. En general, es una zona a la que se le ha invertido y que se cuida.

Sin embargo, no puede decirse lo mismo de nuestra Venecia chilanga, zona a la que, con todo y sus trajinebrias, isla de las muñecas, mariachis y flores, la contaminación ha ido reduciendo sus chinampas y canales drásticamente, incluso el lirio acuático suele ser una amenaza, y en general, está en abandono.

La buena noticia, si es que se lleva a cabo e instrumentan proyectos para su rescate, es que nuestro flamante Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ya nombró al antropólogo Gustavo Alonso Cabrera en un cargo que será muy difícil de aprender de memoria: Autoridad de la Zona Patrimonial, Mundial, Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.

Esta nueva figura tendrá la responsabilidad de rescatar, vigilar y proteger las poco más de 2 mil 800 hectáreas de suelo de conservación y ambiental que comparten las tres delegaciones. También, de manera simbólica, 30 niños rindieron protesta como guardianes de este Patrimonio.

Xochimilco debe rescatarse, cuidarse y mantenerse o de lo contrario podría perder su condición como Patrimonio Cultural de la Humanidad.