Laura Bozzo con Rocío Sánchez Azuara:

¿Por qué? Seguramente sería un beso muy intenso ya que las dos son re chimoleras y ninguna se querría rajar; es más, los guaruras tendrían que separarlas para evitar que pasara a mayores.

Nivel de morbosidad: Non plus ultra. Estaría en cadena nacional con altos niveles de rating, y tendría una presentación de parte de Carmen Salinas diciendo: “que pasen las desgraciadas”.

Facundo con Lorena Herrera

¿Por qué? Durante años, Facundo se ha dedicado a sostener la teoría de que Lorena es hombre, por lo que un beso entre ellos cerraría la polémica… o abriría otra: ¿Facundo es gay?

Nivel de morbosidad: Alto. En casa del jabonero, el que no cae, resbala. Ok, no volveremos a mencionar jabones en un caso como éste.

Calderón con López Obrador

¿Por qué? Todos recordamos las elecciones pasadas, cuando AMLO se declaró presidente “lehitimo” y Calderon dijo que su rival era un pelígro para México. Dicen que polos opuestos se atraen, así que uno nunca sabe.

Nivel de morbosidad: Altísimo, porque nos sabríamos cuál de los dos sería la primera dama. Lo que sí sabemos es que por fin tendríamos una república AMLOve

Mario Vargas Llosa con Gabriel García Marquez

¿Por qué? Porque dicen que el tiempo cura cualquier herida y más si ya pasaron varios años del descontón de Mario sobre Gabo. Ya pasó pues, y, con todo respeto, ambos tienen cola que les pisen (y eso que no son personajes de Macondo).

Nivel de morbosidad: Regular. Por primera vez en la historia la sección de Cultura de los periódicos sería abierta antes que la de Espectáculos y Deportes. Y los libros de historia de la literatura hablarían de este episodio como “El beso post-boom” (ya les ahorramos la chamba, sesudos).

Thalía con Paulina Rubio

¿Por qué? La rivalidad de estas dos ¿cantantes? data desde Timbiriche, y verlas reconciliarse sería como que el psicólogo nos diera de alta. Si ellas se reconcilian, entonces la humanidad tiene esperanzas.

Nivel de morbosidad: Alto, imaginar tanto dorado y tantas margaritas juntas es como la boda de un político mexicano en Las Vegas. Todos los medios estarían reunidos para tomar una foto de ese momento.

Alejandro González Iñárritu con Guillermo Arriaga

¿Por qué? Porque a nadie le hace bien tener desamores tan perros. Y la neta cuando andaban de amiguis nos hacían felices.

Nivel de morbosidad: Alto, tanto que hasta habría alfombra roja para recibir a los invitados a tan esperado evento.

Verónica Castro con Lucía Mendez

¿Por qué? Nos gustaría verlas, pero a la vez nos da miedo pensar en tanto botox junto, seguro debe generar una reacción química.

Nivel de morbosidad: Bajísimo. Para todos los que nacieron de los 90 hacia acá sería incomprensible; bueno, pensándolo bien, también para el resto.

Carlos Loret con Kalimba

¿Por qué? Porque es feo ser rencoroso. Igual y con una muestra pública de afecto, ambos enderezan su karma.

Nivel de morbosidad: Pronóstico reservado. En una de esas tienen que intervenir las autoridades para separarlos (por el beso, los trancazos o la chiripiolca de Kalimba).

Juan José Origel con Pati Chapoy

¿Por qué? Porque sería un verdadero acontecimiento televisivo y sellaría una época en la historia de la televisión cultural mexicana. Por fin las dos televisoras serían amigas.

Nivel de morbosidad: Alto (sólo para la ciencia): ¿cómo le harían para separarse dos lenguas con bifurcaciones? ¡Par de víboras!

Cuauhtemoc Blanco con David Faitelson

¿Por qué? Porque estamos seguros de que aquella vez en Veracruz el Cuau sólo quería hacerle una caricia, viril, pero caricia, sólo que la ventana no dejó al futbolista sacar la parte inferior de su cuello y cundo se desatoró le pegó sin querer.

Nivel de morbosidad: Bajo. Ñaaa, ¿a quién le interesan estos dos besándose? Mejor que sí se rompan el queso, sería más divertido si la pelea la narrara José Ramón Fernández.

Ustedes sugieran: ¿quién más debería besarse?