Podemos elegir a quién amar y con quién compartir nuestras vida, pero desgraciadamente los suegros vienen en el paquete. Eso, no lo podemos elegir aunque quisiéramos. Hay algunos que corren con mucha suerte y pueden toparse con un par muy lindos, respetuosos, espléndidos y detallistas (eso, obviamente no es un común denominador), por lo general a todos nos tocan unos muy raros o muy entrometidos.

El ligador

No falta el suegro que está en plena andropausia y le sale lo enjundioso en plena cena familiar. Le gusta demostrar el galán que fue y se porta demasiado amable. Imposible que se ahorré comentarios como: “que bonitas piernas tienes” o “no sabes el pegue que tenía en mi época”. Por su culpa la suegra te odia.

Los metiches

Ir a verlos es como entrar al cuarto de investigación del MP, no dejan de preguntar ni un instante. La conversación no existe, son sólo cuestionarios por resolver: “¿eres zurdo desde chiquito?, mmmm”, “¿y tu mamá qué dice del asunto?”, “conoces Europa obviamente, ¿no?”.

Los interrogatorio económico

Sin importar si eres el futuro marido de su hija o un simple novio informal, este tipo de suegros indagan tus cuentas bancarias a través de preguntas incómodas. No tienen pelos en la lengua para comentar tu estado económico y ponen en duda tu capacidad para mejorar de posición: “¿tienes un Pointer?, mmm”, “¿dijiste colonia Portales?, ¡qué folclórico!”.

Los que se sienten en escuela militarizada

Aunque no sean militares cuando te conocen se transforman en uno. Estar con ellos es como estar en un concurso de desafíos: nunca sabes qué respuesta estará mal. Hacen preguntas raras y les gusta retarte. Dejan muy en claro que estás bien vigilado y que cualquier cosa que salga, mal tendrá sus consecuencias: “nada más trae a mi hija después de las 3 am…”.

La que te quiere poner gordo

Esta suegra no tiene otra gracia que no sea cocinar y cocinar. Tiene tal mano para hacer tus platillos favoritos que podrías terminar casado con ella en vez de con su hija. Siempre que te ve te quiere consentir. Para ella, la forma de convivir es en la mesa. No habla casi y no opina. Te mantiene la boca llena.

Los mudos

¿Hay algo más desesperante que este tipo de suegros?, no hablan y son incapaces de intercambiar una larga conversación. Cuando al fin logran abrir la boca sólo aportan trivialidades: “está haciendo frío”, “qué trafico tan horrible, ¿verdad?”.

El complejo de comediante

Uta, este tipo de suegro es una patada en los… completamente insoportable. Nada peor que alguien que se cree gracioso y no lo es, sea tu suegro o no. Lo peor es que tienes que echarte su repertorio de chistes cada vez que se le ocurre y fingir una risa chafísima para que crea que te cae perfecto. Parece comediante de Televisa.

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Los clasistas

Son superficiales y religiosos, criticones hasta la muerte. Hablan de posiciones económicas todo el tiempo y presumen los bienes ajenos como propios. ¡Castrantes!: “se acaba de comprar un Ferrari que no te puedes ni imaginar”. Usan palabras como naco e igualado. Se sienten raza superior y siempre aclaran que son mezcla de mexicanos con algo más.

Los heráldicos

Pareciera que son una institución clasificadora de cada apellido y sus derivados. Según ellos, conocen a todo el mundo y cualquier nombre lo quieren asociar a cualquier hombre rico del país: “¿eres Morales de los Morales dueños de Bimbo?”, “¿conoces a los Limantour?, yo crecí con ellos”. No ubican el tamaño de la población.

Los indirectas

Todo mensaje que quieran darte será enviado a través de un “sutil” comentario. Según ellos tienes una delicadeza sin igual, pero no se dan cuenta de lo maleducados que son. Obviamente te odian y no eres lo que quieren para su hijo(a): “tener una pareja que no tenga carro es el colmo”, “lo bueno es que estás muy joven, hijita, ya vendrán más oportunidades…”.

Los seudointelectuales

Son todólogos, nadie sabe más que ellos. Les encanta lucirse sacando datos culturales y haciéndote preguntas súper complicadas. Presumen los cursos y/o postgrados que tienen en su haber. Según ellos no hay nada peor que la ignorancia. Son muy cuadrados, no ven más allá de su nariz. Son insoportables.

Los monólogo

No saben hablar de otro tema que no sea: política, religión y futbol. Jamás cambian de tópico. Descalifican cualquier comentario que hagas con un “no”. Imposible llevar una conversación; verlos es como sentarte a observar un monólogo de Adal Ramones… chafa (¡órale!).

El mil usos

Sabe arreglar todo, jamás da por respuesta un “no sé”. Lo que no saben lo inventan. Cuando hay un problema en la casa ellos se convierten en plomeros, electricistas y hasta albañiles. El problema es que descomponen más de lo que ayudan. Es odioso ser su asistente y tener que detener las pinzas media hora.

Los celestinos

Al primer día ya te quieren casar y que les des 20 nietos. Hacen comentarios muy incómodos y se toman atribuciones muy extrañas como llamarte a tu celular para platicar o querer ir a tomar café solo contigo. Te resultan muy freakies.

La new age

Esta suegra está involucrada en todo lo que tenga que ver con asuntos espirituales, desde clases de yoga hasta meditación, pasando por veganismo y reiki. Habla de energías, buenas vibras y tiene una paz espiritual exagerada. Si la ves es imposible que te libres de una sesión terapéutica de algo. Se cree psicóloga, te analiza todo el tiempo.