Julia Ducournau hace un excelente debut cinematográfico como directora y escritora de esta cinta de terror, llevando al límite lo explícito, violencia gráfica pero aplicada de manera inteligente sin caer en sobresaltos o facilismos estéticos.
La cinta cuenta la historia de Justine (Garance Marillier) que, luego de pasar por una extraña novatada de la escuela a la que entra para estudiar veterinaria, comienza a sentir una irrefrenable necesidad por comer carne cruda, lo que va desenvocando en un deseo por carne humana –pese a que toda su vida ha sido una estricta vegetariana por decisión de sus padres.
Voraz resulta ser un festín de juventudes extasiadas, hedonismo, sexo y sangre, mucha sangre, que se articula narrativamente en una perturbadora cinta en la que Marillier, poco a poco, va trazando un personaje que, de la incertidumbre e ingenuidad, termina en un compulsivo y muy certero deseo por lo otro. Mordida a mordida la película aterriza en una clara metáfora de la búsqueda de identidad juvenil y el encuentro con lo desconocido.
Si tienes estómago para ver extremidades ensangrentadas, mordisqueos épicos y luego salir por una hamburguesa, como yo hice, Voraz es para ti.