El cliché
La ecuación es la siguiente:

HOMBRES: amigos van al bar (o cualquier lugar donde haya alcohol), apuestan que uno de ellos se va acostar con una bella mujer. Bueno, con una chica, sin importar sus dotes físicos.

MUJERES: amigas van al bar (o cualquier lugar donde haya alcohol), celebran que una de ellas tuvo un ascenso (o que una termino su relación con su novio abusivo).

La fórmula
Entonces ya con estos antecedentes, un hombre y una mujer de los grupos ya mencionados, comienzan a platicar y beber y beber y de pronto, sus lenguas se tocan, sus manos en gluteos y comienzan a hacer bebés.

Así de fácil.

Lo peor
Ah son deplorables las consecuencias de este sexo: la pareja se da cuenta que después de su revolcón, son el uno para el otro; o que todo fue parte de una apuesta maquiavélica y se odian. Pero luego se dan cuenta que son el uno para el otro.

O el peor:

Al siguiente día, se dan cuenta que tienen mucha comezón en sus partes privadas y tienen una irritación que huele mal.

La mentada de madre
Al siguiente día, después de haberlo hecho tres veces, la chica va al sanitario, levanta la tapa del W.C. y orina de pie.