¿Por qué nos gusta?
Porque, en plena guerra mundial, Charles Chaplin presentó una reflexión fílmica sobre las consecuencias de la dominación imperialista en Europa y logra extrapolarla hacia todo el mundo. Los problemas de allá son también de acá.

¿Qué nos deja?
Un mensaje universal sobre los vicios de la humanidad y las consecuencias de la exacerbación de cualidades que no siempre son para el beneficio común.