¡Ya llegó! Recorrimos Más allá de Tutankamón, la experiencia inmersiva

El sonido de una aspiradora, de martillos y ver a 80 personas, que más bien parecían hormiguitas, trabajando a marchas forzadas en una sala inmersiva de 450 metros cuadrados, en la que las pantallas lo envuelven todo, mientras proyectan…

El sonido de una aspiradora, de martillos y ver a 80 personas, que más bien parecían hormiguitas, trabajando a marchas forzadas en una sala inmersiva de 450 metros cuadrados, en la que las pantallas lo envuelven todo, mientras proyectan imágenes del cielo estrellado y de las famosas pirámides Keops, Kefrén y Micerinos fue surreal.

Aunque en el recorrido que hizo Chilango, ayer, aún faltaban muchas piezas por acomodar, la percepción de lo épico estuvo siempre presente. Al entrar en el domo estructural colocado en los dos mil metros de la plancha del Monumento a la Madre, un busto del niño-rey dio la bienvenida.

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Traen Egipto a la Ciudad de México

A partir de ahí, como lo aseguró a este medio el productor ejecutivo de Más allá de Tutankamón, la experiencia inmersiva, Mark Tacher, la magia de vivir y respirar Egipto en esta estructura en Avenida Insurgentes Sur se transformó en una realidad, que sorprendió por todos los elementos que se apreciaron y se podían tocar.

El primero es una réplica a escala real de un “bari” (mítico bote egipcio), tal y como lo describió Heródoto en el siglo V a.C. y cuyo hallazgo de sus restos sucedió apenas en 2003. Sentarse en este modelo y contemplar las maxi pantallas con diversos momentos, paisajes e imágenes fue una delicia.

Se atravesaron túnicas negras que cubren desde el techo hasta el suelo, se recorrieron pasillos que están adornados con columnas lotiformes, así como lienzos con las deidades más representativas del Imperio, lo que no permitió ni pestañear para evitar que se pasara algo por alto.

La historia de Tut se va revelando entre los nueve salones, cuyos decorados primero se armaron en piso y luego los montaron en dirección al techo, durante 13 días, con jornadas de más de 10 horas y el pasado 14 de diciembre sin descanso, pero valió la pena el esfuerzo igual de monumental que la exposición.

Foto: Alfonso Manzano

La joya de la corona

No es una sola joya de la corona, son varias, como la copia a detalle de la momia del último faraón de la dinastía XVIII, tal y como se preserva en el museo del Cairo, en su sarcófago. El trono con cada imagen plasmada íntegramente y el árbol genealógico del gobernante de Egipto, por durante nueve años, dan forma a la muestra.

“Si juntas la cultura con una vivencia, con una realidad virtual que te lleva en una ‘alfombra mágica volando’, en pocas palabras lo que hicimos fue traer Egipto a la Ciudad de México para que todo aquel que siempre ha querido conocer las pirámides, las momias, porque tenemos ese mismo sincretismo, se las estamos trayendo”, expresó Tacher.

Pero la máxima de las experiencias se encuentra al final del paseo por este universo antiguo, varias sillas negras de las que sobresalen visores de Realidad Virtual y audífonos de sonido nítido adelantaron la que es la sorpresa absoluta de Más allá de Tutankamón, la experiencia inmersiva.

La imaginación llegó cuando un colaborador pidió no pensar en que se estuvo en un sillón huevo; se tenía que soñar que era una alfombra mágica. Con el visor puesto y el asiento moviéndose, la sensación de volar sobre las tierras del Alto y Bajo Egipto, e inciso el vértigo de estar en la punta de una de las pirámides, fue vívida.

En 10 minutos se conoce la trágica vida que tuvo Tutankamón, quien accedió al trono con ocho años y lo dejó a los 19, tras una muerte que sigue siendo uno de los principales misterios del mundo antiguo. La voz de Mark llevó por los caminos que recorrió el hombre que se convirtió en el rostro más popular de la era antigua.

“Tienen que venir a esta experiencia porque es viajar por el antiguo Egipto, por una cultura que tiene más de cinco mil años y con el representante más importante de Egipto, que es el faraón Tutankamón; su vida, su muerte y su renacer, eso está de lujo”, finalizó Tacher.

Dónde: Monumento a la Madre (Av. Insurgentes Sur, Calz. Manuel Villalongín, Esq. James Sullivan, Cuauhtémoc).

Horario: 10:00 a 21:00 horas.

Costo: $470 pesos y $590 pesos (con la experiencia de Realidad Virtual).

Fecha: Hasta mayo 16

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