La Polar
Guillermo Prieto 129
Entre Velazquez De León y Melchor Ocampo
Col. San Rafael

En la Polar hay unas letritas con la peor maldición: "Bebidas sólocon alimentos". Esto ameritaría la expulsión del universo cantinero, pero porsus servicios a la crudidad (abre a las 7:30hrs los 365 días del año) hay quienexige que se quede en la lista. Un domingo cualquiera se mezclan familiasrecién bañaditas, parejas despeinadas y cuates con lente oscuro que seesfuerzan en desentonar las canciones que escogen en la rockola. En ellaberinto creado durante su expansión cada pedazo tiene su estilo. En el salónPolar Estrella un mundo de cabezas de animales muertos te vigila mientrasdevoras a otros en tu birria. Cuenta además con un servicio "particular": si tesientes indispuesto para manejar puedes dejar que tu unidá duerma en su enormeestacionamiento, usar el servicio de choferes para que te lleven hasta tu casa,»o al revés» -aclara un encargado-, »pueden hablarnos y decir ‘Ando tomadoquiero que me lleven a La Polar’. Todo es para que no corran riesgos». Yamén.

Salón Corona
Bolívar 24
Col. Centro

Este es el lugar correcto para gritar en los partidos de laselección. Desde que llegas el ambiente es movido y los meseros bien aplicados;debes tener paciencia en la espera de tu mesa, pues mucho se dan cita en ellugar. Para comer no te pierdas los tacos al pastor y las quesillas doraditosde queso, combínalas con una cerveza de barril bien fresca rematando contaquitos o trotas de pulpo y pierna. Seguramente te identificarás con la seriede fotos futboleras en la pared, que fueron tomadas jusot en el momento en elque Hugo Sánchez falló el penal en el mundial de México 86 contra Paraguay.

Patrick Miller
Mérida 17
Esquina con Chapultepec
Col. Roma Norte

Desde Giorgio Moroder, pasando por Divine,hasta Donna Summer, Limahl o Yazoo ésta aventura sonora resume un par dedécadas que hasta hoy en día siguen dando beat al Italo Disco y Eurotrash-corrientes que representa mundialmente el explosivo Benni Bennassi. A diferenciade su primo cercano, el faraónico Polymarchs, Patrick Miller tiene una sededonde los viernes y algunos sábados (con intervalos de 1 semana de descanso) seorganiza un verdadero templo de baile. Oficinistas, secretarias, visitantes delinterior de la República y alguno que otro perdido de la Condesa sontransportados por un túnel del tiempo a los setentas y ochentas en lasinigualables veladas llamadas "viejitas pero bonitas". El lugar es una especiede bodegón con lásers y luces robóticas que le dan un glorioso marco fantásticoa la apasionada entrega del público en la pista.

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