Atención: No te confundas. Ser un buen anfitrión no es
hacerla de "chacha" de la gente. Simplemente es servir adecuadamente.
Por
ejemplo, cuida que el cenicero esté continuamente limpio. Carga con un
encendedor para los fumadores, siempre es bueno sacarlos de este apuro (se
agradece). No veas a la gente como cantidad, todos son un cliente que debe ser
tratado individualmente, aunque estés sirviendo en una reunión hogareña. Tres
palabras más: rapidez, eficacia, memoria. Este trío de aptitudes son básicas para
dar un buen servicio.

Conocimiento: Si no sabes de ciertos licores, ingredientes o
herramientas, no te metas en líos, simplifica. Lo que ofrezcas, lo debes de
dominar. Si ves que alguien está indeciso recomienda de los "especiales" que
piensas preparar. Eso sí, debes saber usar el equipo (aunque sea improvisado).

Personalidad: Esto es lo que te dirían en cualquier curso de
cocina, hotelería, servicio, etc. "Tus problemas los dejas fuera." Si te corto
el novio(a), en ese momento olvídalo, procura siempre sonreír para demostrar
que es un gusto para ti servir. Y otra cosa: el cliente siempre tiene la razón.

Limpieza: Cuida la apariencia del trago (que no se esté
chorreando) y de la barra. Con la crisis de la influenza, todos nos fijamos en
la higiene. Cuenta con servilletas y porta vasos (si te quieres ver como
master). Recoge vasos sucios o usados para cuidar la apariencia.

Preparación: de los tragos y botanas que vayas a
ofrecer. Ten material listo como:
fruta picada, hielos o copas previamente enfriadas en el refri o en hieleras.
Las decoraciones, como las rodajas de limón, naranja, piña y manzana prepáralas
con tiempo. Ten servilletas a la mano y platitos botaneras previamente
rellenados.