Bar Brick- Está en el lobby del
hotel boutique Brick en la Roma. Un lugar fuera de lo ordinario, con elementos
parecidos a los bares de buen gusto neoyorkinos y con una terraza que da a la
calle de Orizaba. Hay todo tipo de gente, todos dispuestos a pagar martinis a
$140 hechos por un confeccionista experto en coctelería (Richard Albano).

Bengala- Cuando preguntas "¿Cómo
se pone el Bengala?" se escuchan comentarios de asombro, pero asombro
de que
"está raro". Con una decoración estilo árabe es un lugar con gente de todas las edades. El plan va así: primero a
cenar y
luego echar el bailongo entre las mesas. El
rango de
edades está entre los 25 y 50.

Black Dog- Podría ser la mejor
propuesta de Santa Fe. Este pub si rinde tributo a la verdadera escencia del
tradicional "public house" irlandés y británico. Tiene licores y cervezas
importadas, platillos gourmet (te recomendamos la arrachera o las pizzas),
terraza y gente "grandecita" (olvídate del borracho universitario). Los fines
de semana, por ahí de las once de la noche, bandas en vivo rockean covers
ochenteros. La calidad musical es excepcional. Para fanáticos de Toto, A-ha y
Queen, ésta es la opción. Después del show, el Dj se encarga de rolar un
playlist de éxitos ochenteros de los grandes como Madonna, Luismi y Survivor.

Envy- El antro gay de la zona
poniente. Aunque seas buga, aquí la pasas re bien, aún más divertido que
en los
lugares "straight". La música es pop en español e inglés, tienen dos
bloques de
los ochenta y noventa. La concurrencia va de los 20’s a 30’s.

Mood Lounge- Esta en Polanco, es
pequeño y así que es básico hacer reservación. La concurrencia le da
personalidad al Mood. El promedio de edad va arriba de los 25 y se supone que
toda la noche tocan música ochentera. Nunca faltan las mesas cumpleañeras y
cabe mencionar que debido al espacio reducido, la mayoría de las veces se
atiborra a tal grado que el trayecto para los baños es toda una travesía casi imposible cruzar. Aún así, la
gente baila y se siente muy buen ambiente.

Palmas Karaoke- Así alternan el "chow": ponen seis rolas de canta bar para que la concurrencia eche el palomazo y después tres
de Dj. Aquí gozan de cantar canciones ochentenas, sobre todo en español. Nunca
faltan las canciones de Daniela Romo, Yuri, Timibiriche y todas las que los
treintones recuerdan con nostalgia. El escenario es como para estrellas de
micrófono y el acompañamiento es en vivo. Aquí la onda es ser retro pero sin
pánico escénico.

Patrick Miller- Entra en la
categoría que esta tan de moda de los "trendy hipsters". Lleva años
abierto y
abren sólo los viernes. El resto de los días del fin de semana lo
dedican a
eventos. Seguido dedican noches de "oldies but goodies", puros éxitos
ochenteros que ponen a cualquiera a pulir la pista.

Valkiria- Este es un
restaurant-bar pretencioso y exclusivo sobre Masaryk. Esta arribita de la
tienda glamoroso Roberto Cavalli. Lo rico son los martinis. Es un poco caro y la música es más lounge que
ochentera, pero para quienes rozan la década de los cuarenta, éste lugar esta a
gusto gracias a que es terracita. Te recomendamos pedir una ensalada, pero sobre todo prueba el martini de lychee.