Localizado a unos pasos de Av. Insurgentes y de la estación Durango del Metrobús, El Under toma posesión de una casona de principios del siglo pasado, no para mancillarla con la decoración minimalista e iluminación de diseñador tan en boga en estos días, sino para preservar su anciano suelo de madera y llenar sus paredes con graffiti, fotos de personajes heterodoxos como Alejandro Jodorowski, poemas libertarios y focos pelones en el techo para acentuar su carácter rudo y sin concesiones burguesas.
Lo mejor, su doble identidad: mientras de día funciona como cafetería (con algunos de sus insumos de procedencia orgánica, libres de conservadores), de noche opera como sitio que lo mismo alberga DJ sets especializados en música electrónica que conciertos de música gótica en vivo de bandas europeas y proyecciones de video alternativo.
La tribu que habita este lugar de miércoles a domingo es de apasionados por aquello que no se escucha en el hit parade, por las vestimentas de terciopelo y uno que otro peinado estrafalario. Por si fuera poco, ofrecen también una tienda de calzado dark y chelas baratas. Un lugar para aventureros que no se perturban por ver parroquianos con penachos por cabellera y enormes botas de plataforma que bailan slam al ritmo de bandas como The Cure, Lacrimosa o Samael. Se recomienda actitud abierta y ganas de salir de la cotidianeidad; aquí lo que sobra es autenticidad.

Código de vestimenta. De negro y botas, para que no te van como bicho raro.