Este bar, que toma su nombre del padre de la taxonomía, Carlos Linneo, tiene una propuesta que invita a apreciar lo natural, la cual queda explícita tanto en la carta de bebidas, como en el menú.

Sólo basta sentarse en la barra para darse cuenta de cómo los tragos se preparan con esmero –y cariño– utilizando hierbas de olor y flores cultivadas en su propia terraza.

El mobiliario es cómodo y acogedor, con maderas y cálidos tonos ocre. La intención es conservar la decoración clásica de las casas de la Condesa, enfocándose, principalmente, en el estilo de los años 40, pero con toques de décadas posteriores.

El resultado es un concepto novedoso en medio de la avalancha de bares y antros de la zona. Lo que más llama la atención es la mixología, una suerte de “regreso a las raíces”, porque en cada trago aplican la mística de la herbolaria. Para su elaboración sólo utilizan productos orgánicos y locales que se comercializan en un radio no mayor a 160 km.

El trago insignia es el Salvia Pomacea, que combina salvia, limoncello, Calvados, Chartreuse, jarabe natural, anís, limón, bitters y clara de huevo; puede resultar extraño para algunos, pero, sin duda, es toda una experiencia para el paladar. Si deseas beber algo con menos contenido alcohólico, o más clásico, la carta de vinos ofrece una buena variedad de uvas representativas en cuanto a sabores y a regiones vitivinícolas.

Asimismo, hay una selección de chelas artesanales que comprende los principales estilos cerveceros nacionales.

La experiencia sensorial no termina con los tragos: en el piso de arriba encontrarás un espacio artístico de diseño llamado Primate (por primario), que reúne propuestas multidisciplinarias, incluidos ciclos de cine acompañados de brunches en la terraza.

El lugar se va llenando conforme cae la noche, el ambiente es animado, algo así como una fiesta tranqui en casa de un amigo en donde la música (que no puede clasificarse dentro de un género específico) es, definitivamente, un personaje importante del lugar, evita lo comercial y mezcla lo mismo rock que electro, jazz, funk, y otros géneros que ponen ritmo mientras se bebe.

Los miércoles tocan djs o bandas de jazz y funk, como los Drop Dogs y Jazzociation. Una parte intangible de la decoración es el olor a flores, frutas y hierbas, que inunda todo el lugar de manera muy sutil, haciéndonos sentir que no es ley llegar a casa con aroma a cigarro.

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