Lo primero que descubres de La Purísima es su letrero de la entrada que reza “Pare de sufrir”, y aunque mantiene la tradición de los antros gay con una decoración de espejos, candelabros de cristal con peluche rosa, una barra forrada de piedras moradas de Swarovski, también combina toques “más refinados” como rayos láser, pista de baile y esculturas de las ánimas del purgatorio.

La música va desde Selena hasta Molotov. Su atmósfera lo convierte en uno de los antros gays más populares del Centro Histórico, así que es recomendable llegar temprano porque a partir de las 11 de la noche el lugar está repleto y no cabe ni un alma. Aunque es un antro gay, también hay cabida para los heterosexuales.

Si es tu cumpleaños, con tu INE te dan un cartón de cervezas y gorritos de fiesta.

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