Tiene una tradición añeja y una aureola de leyenda, y conserva el sabor y el ambiente de una cantina vieja de barrio. En sus paredes tiene una serie de cuadros relacionados con el arte del bien beber y conserva su puerta abatible.

Casi todos los asistentes se conocen, como si fueran una familia, aunque reciben bien a los “nuevos”. Las botanas son sencillas y cumplidoras: carne tártara, tostadas de ceviche y de atún, taco placero, pico de gallo.

Un trovador le cae por las tardes y no hay día que no interprete “El rey”.

TIP: Uno de sus clientes fue el historiador Martín Quirarte, cuyo hijo Vicente ha llevado la cantina al terreno de la literatura. Éntrale a los bisteces a la mexicana de los martes.

Botana: 13-17 h.