Es pequeño y rectangular con periqueras en la barra, mesas y sillas tipo lounge y un espacio al fondo donde tocan música en vivo. De miércoles a sábado en la parte de arriba hay Dj o Banda de rock, y es aquí donde se arman el reventón, pero si prefieres algo más tranquilo sin privarte del entorno fiestero quédate abajo.
La parte de abajo se caracteriza por hospedar comidas de amigos que se alargan hasta altas horas de la noche. Es recomendable llegar temprano, una vez llena esta parte tardarás en entrar. La gran ventaja es que no tendrás que rogarle a un tipo arrogante que te deje entrar y puedes vestir informal sin ningún problema.
La especialidad es el martini de pepino, tan fresco que querrás terminarlo de un solo trago, pero cuidado con el vodka, que puede ser muy traicionero. Cerca de la una de la mañana hay mucha gente y el calor es terrible. Si llevas chamarra o algo así procura que no sea estorboso, porque no hay guardarropa.
Los precios son moderados, pero el cóver varía dependiendo del grupo que toque en la noche. La edad promedio de la clientela es de 25 años, aproximadamente. El servicio es rápido, y si te sientas en la barra aún más, sin embargo en esta sección tienes pagar al momento que pides.
En la parte de abajo hay rockola y es gratuita. No han consumo mínimo.
Código de vestimenta: Como tú gustes, aquí la onda es muy relajada. Tenis y playera está bien.
PARA COMER RICO POR MENOS DE $200
Mucha comida, promociones en bebidas y un concepto fresco son las principales virtudes de esta cantina pop. Para comenzar, el diseño de su carta imita un cartel de box o lucha, lo cual hace muy divertido escoger entre sus tiritas de pescado Zihuatanejo ($110), su chamorro ($130) o su tostada Sonora con carne seca, pepino, piña y menta ($95). Además de ofrecer un menú “del personal”, que incluye cuatro tiempos, agua y refill del plato que quieras ($85).