Puede que los fines te topes con un lleno. Es una extensión del original, en la Condesa, pero sin lo hippie. El bar está en la parte alta de un centro comercial. Si eres agorafóbico huye: el espacio es inmenso. Hay salitas privadas, pero las cortinillas son tan transparentes que la intimidad se disuelve.

La decoración es elegante y muy fashion, como si la hubieran traído de los palacios reales del Medio Oriente. Lo mejor es la terraza. No necesitas ser fumador para disfrutar de un buen trago con linda vista. Te recomendamos probar el martini de rosa, exquisito, como toda la coctelería de este lugar.

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