Al entrar a este restaurante sentirás que te encuentras en aquel país de las maravillas descrito por Lewis Carrol.

El diseño es surrealista y encontrarás toda clase de objetos empotrados en el techo (de ahí lo de Revés). Es dificil bajar la vista, por lo que se agradece que hayan puesto espejos en las mesas para apreciar todos los detalles sin acabar con tortícolis.

El diseño dinámico y versátil se refleja tanto en la carta como en el ambiente, que se presta para cenas en pareja, comidas con los cuates o, simplemente, para precopear y botanear.

Las opciones en cuanto a comida son variadas. Para aquellos de buen comer recomendamos hundir sus dientes en la jugosa hamburguesa Revés; el perfume de trufa invade el olfato y la calidad de éste junto con el de la carne se comprueban al primer mordisco. Viene acompañada de una guarnición de papas a la francesa y un mix de zanahoria con jícama que balancea los sabores y refresca la boca.

Para aquellos que traen ganas de algo más ligero, encontrarán unos tacos de lechuga rellenos de atún; el chiste de éstos es la salsa oriental con la que están bañados (soya, aceite de ajonjolí, azúcar, miel, cebollín y jengibre), son crujientes. frescos y agridulces.

Otras opciones recomendables son los sashimis, el panino de roast beef o las infalibles papas gajo y aros de cebolla que cierran el ojito hasta al más prudente.

Hay una gran variedad de cocteles a base de champagne para acompañar la comida. Finalmente, recomendamos el original martini de chocolate blanco, pues hará el papel de postre y digestivo.