Orgasmos, ¿una obligación?

 
Es impresionante la cantidad de mujeres que no se conocen, que nunca han visto su cuerpo desnudo –mucho menos lo han tocado–. No dejo de sorprenderme cada que alguna mujer me cuenta cómo vive su sexualidad, las cosas que hace en la cama y las que –por nada del mundo– haría… ¡Se sorprenderían si escucharan sus historias! 

Y lo importante ni siquiera es si tienen un orgasmo o no… Porque éste es únicamente el resultado –generalmente– de la forma en la que vivimos nuestra sexualidad. No es una obligación tenerlo, pero estaría coqueto saber de qué se trata. ¿No creen?
Pero, bueno, a todo esto, ¿qué es un orgasmo? Son las contracciones mioclónicas en intervalos de .08 segundos aunados a una sensación subjetiva de placer.
 
Es en esta última parte donde la puerca tuerce el rabo. Y es que sí, cada persona lo siente diferente y no hay un orgasmo igual a otro, ni siquiera en la misma persona.
Entonces, ¿qué hacemos? Sencillo: disfrutar. Y cuando digo disfrutar, me refiero a todo… ¡disfrutar la vida! Si estás comiendo un helado, saboréalo; si estás en el mar, siente la brisa rozar tu piel; si estás viendo una película, entrégate como si fueras él o la protagonista.

Date permiso de apapacharte, conócete. Ve qué sientes y cómo sientes si te tocas; toca TODO tu cuerpo, recórrelo de principio a fin, no dejes ni un sólo centímetro de piel virgen. Vuelve el ritual de la crema en el cuerpo toda una experiencia.

Si estás lista para el siguiente paso, mastúrbate.
 
Prueba diferentes formas, posiciones, velocidades y presiones… aprende a conocer tu ritmo sexual. Ve qué necesitas, cuánto tiempo y con qué intensidad; la próxima vez que estés con alguien sabrás cómo pedir que te lleven al infinito y más allá.
Pero, sobre todo, mi recomendación –como siempre– es: disfrútalo, entrégate,  date permiso de vivir la experiencia. Tú eres la única que marca el límite de hasta dónde quieres llegar contigo misma y con el otro. Atrévete y descubre tu cuerpo,  siéntelo, piérdete en él.