El ritual post-sexo: caras vemos, costumbres no sabemos

Al terminar de caderear con alguien surge la incógnita de lo que hará después. Esperamos sigilosa y pacientemente para ver cómo reacciona. Es algo así como: dime qué haces después del sexo y te diré quién eres.

Algunos optan por echarse el consabido cigarro, otros se lanzan presurosos al baño a jalar la cadena, a echarse un duchazo veloz o a llorar por haberla regado (tremendos pillines corneadores).

Pero, ¿qué es lo que más común? ¿qué es lo que realmente nos gusta? Van ocho cosas que hacemos después de brincar en el colchón:

Tu cabeza en mi hombro

La preferida de muchos es: acurrucarse para hacerle piojito, acariciarse, decirle lo bonita que está o lo bien que la está pasando. ¿Por qué es la favorita? Podrás decir que porque te gusta sentirlo cerca de ti, disfrutas tocar su piel suavecita y delicada (y puede ser), pero esto tiene una razón científica. Según un estudio de la Universidad de Londres esta acción, acompañada de suaves y lentos arrumacos, activa las células sensoriales y genera un estado de felicidad. Esto va tanto para quienes dan el apapacho como para quienes lo reciben. Aplica parejo.

La investigación publicada en Current Biology, dirigida por Aikaterini Fotopoulou, reveló que quizás la piel de tu pareja no sea tan suave y esplendorosa como crees, sino que al activarse estas células se obtiene una “ilusión táctica”… o sea que es puro cuento que tu pareja se unte manteca de cacao para lucir una piel espectacular. Y bueno, estas conclusiones se apoyan en los beneficios que ya conocíamos del contacto físico como son: reducir el dolor y estimular el sistema inmunológico.

Así que si al terminar de echarte un round con tu pareja, optas por esta opción, lo que harás es que tendrás una mayor conexión con ella, pues el cerebro lo entenderá como una forma de perpetuar la relación.

Al paredón y dos balazos

Digamos que es la primera vez que te echas un quiebre con esta persona. Algunos no se sienten tan cómodos como para abrazarse y acariciarse como gatitos, así que optan por ir al baño a quitarse todos los fluidos posibles con un regaderazo. ¿Que si resulta agradable para quienes se quedan en la cama? Para algunos no, pero hay otros más que les vale sorbete. Sabemos que por más que sientas una pasión arrebatadora por el otro, portar esos aromas no siempre está padre.

Ñam ñam

¿Qué tal un bocadito después de tener sexo? Es como juntar los máximos placeres de la vida en un combo de felicidad. Esos munchies nos llenan de alegría y qué mejor que surtirnos de ellos tras echar pasión con tu quiubolesqué. Si optas por un chocolatito, estarás haciendo lo correcto, pues te ayuda a recuperar energía y a tener fuerzas para darle gusto al gusto otra vez.

Permisito…

Si eres de los que se lanzan presurosos al baño a orinar después de tener sexo, estás haciendo bien las cosas. Esto reduciría en un 80 por ciento las probabilidades de desarrollar una infección en las vías urinarias. Ya saben que por esos rincones todo puede suceder, así que para evitar que microbios o bacterias se acumulen en la uretra y se vayan a la veijga, a la próstata o a la vesícula seminal, vayan al baño a desahogar sus penas. 

Lo más recomendable es no dejar pasar más de 45 minutos para ganar el baño y hacer lo propio. No está de más lavar el área con agua y un poco de jabón neutro… por aquello del no te entumas. 

Un cigarrito

El perfecto cliché. Quizá no sea la costumbre más sana, pues lo más probable es tus pulmones no queden en buenas condiciones. Muchos eligen esto ya que sienten que los relaja (aún más) después de llegar directo al orgasmo. Algunos dicen que sabe diferente, otros que les sirve para honrar lo que acaban de vivir.

Aquí les dejamos este videíto de Mila Kunis para ejemplificarlo:

Me matas y me excitas con tanto dolor

Pregunta dirigida a las mujeres que lloran después del sexo: ¿tienen sentimientos de culpa? ¿el desempeño de sus parejas los hace dignos de echarlos a los leones? Pues ni uno ni otro (bueno, puede haber sus honrosas excepciones), pero lo cierto es que si ves que tu chica echa una lagrimita furtiva, puedes azotar tus puños contra tu pecho y dar un grito ensordecedor. El llanto después del sexo es una reacción muy común entre las mujeres, pues esto significa que liberó toda la tensión que se acumuló en el orgasmo. Así que si ves que caen lágrimas por sus cachetitos, significa que está en el máximo momento de excitación sexual. Un aplauso, tigre.

La chaviza

Ya sea que hayas usado condón o no (con las debidas precauciones y exámenes previos para descartar cualquier infección de transmisión sexual), hablar sobre los chavitos que tendrán (o no) también es una práctica recurrente, mucho más entre quienes sí los quieren tener y esperan que después de haber tenido relaciones, llegue un chamaco dentro de nueve meses. 

Una pestañita

Un estudio publicado en la revista Neuroscience and Biobehavioral Reviews reveló que los hombres no se quedan dormidos después del sexo porque les pareció infinitamente aburrido, sino que se debe al periodo refractario que viven después de echarse una canita al aire y por el cual no pueden hacer otra cosa más que dormir. Las culpables de esto son las endorfinas que se liberan al torrente sanguíneo y que producen somnolencia.

De hecho, otro estudio de la Universidad de Michigan y la Universidad de Albright, en Pensilvania, concluyó que si el sujeto en cuestión se echa una pestañita tras tener relaciones sexuales, resulta que el amor es eterno e inolvidable. Según esto, tienen toda la intención de platicar y decirle a sus parejas cuánto las/los quieren, pero el sueño los abate. O sea, si se quedan dormidos, significa que hay un mayor vínculo emocional, así que dejen de preocuparse.

¿Qué otras cosas haces después de caderear?

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