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5 de marzo 2022
Por: Redaccion Impreso

Una cuestión de respeto: Que la diversidad se exprese | CHILANGO PARA TODES

Las últimas transformaciones que se están produciendo desde las trincheras del lenguaje inclusivo son la expresión de muchas subjetividades que promueven un uso del español no sexista ni binario.

Hasta hace unos años, la mayoría de los cambios que empujamos en la lengua tenían mucho que ver con nombrar a las mujeres, con hacer visibles a todas aquellas diluidas y escondidas tras un todos. Se ha promovido el uso de palabras como presidenta, ingeniera, médica, fiscala cuando la persona que desempeña ese cargo se identifica con el género femenino, o, cuando nos dirigimos a un grupo mixto, usar tanto el femenino como el masculino: bienvenidas y bienvenidos. Incluso hay quienes prefieren usar el femenino como genérico a partir de una mayoría; por ejemplo, en un salón en el que hay 10 mujeres y 8 hombres, recurrir a alumnas. Pero hay algo que no podemos perder de vista: no todo es masculino y femenino, la diversidad de géneros es amplísima y hay que salir del binarismo para nombrarla.

Es precisamente esta área la que les causa mucho vértigo a quienes creen que el lenguaje incluyente deforma el español. Sí, en nuestra lengua se considera que solo hay dos géneros gramaticales: el masculino y el femenino. Si bien hay algunas palabras de género neutro (como: lo, esto, eso, aquello, ello), no hay una categoría neutra que pueda ser usada para referirnos a las personas sin caer en el binarismo. Igual es cuestión de escuchar a las nuevas generaciones: ¡les chiques están bien creatives y están encontrando otras maneras para expresarse!

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DE RESPETO Y DIVERSIDAD

El tema del género es un área que va más allá de la lingüística o las normas gramaticales: estamos hablando de respeto. Respeto por la forma en la que las personas quieren ser nombradas. Seguro te ha pasado que alguien te conoce, le dices tu nombre y la siguiente vez que se dirige a ti, en lugar de decirte Fulana, te dice Mengana. “Ay, perdón, es que te veo cara de Fulana total”. Segunda vez y te vuelve a decir Fulana. Bueno, de verdad es casi imposible que haya alguien a quien no le moleste ese cambio porque nuestro nombre es la manera como nos reconocemos y nos reconocen. Da igual cara de qué te vean o cómo asuman las demás personas que debes llamarte… Por algo tenemos un nombre (o lo elegimos en caso de que no nos identifiquemos con él), del mismo modo que el pronombre (esa palabra que usamos en lugar del nombre: él, ella y elle) debe ser respetado.

Elle es el pronombre que se ha venido usando con mayor frecuencia como un pronombre neutro, no binario. Lo empezamos a encontrar a mediados de la década pasada en blogs, en redes sociales… Luego en artículos periodísticos y cada vez en más plataformas culturales: traducciones literarias, series, canciones. Y ha llegado a tantos lugares con la conciencia de que se trata de un proceso en evolución, cambiante y nuevo. ¿Has conocido a alguien que use el pronombre elle? ¿cómo te resulta la idea de un pronombre neutro?


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