Juana es su nombre más conocido, pero si este no les gusta, pues tiene otros… El País, hace casi tres años, escribió acerca de los “mil nombres de la mariguana en el vocabulario mexicano” y Juana es también Juanita, Juanita Salazar Viniegra.

La portada de su revista favorita (Chilango, obvi) de marzo dice en letras grandotas: MARIHUANA: LLEGÓ LA HORA. ¿Ya vieron? Como en ese ejemplar hablan de los tipos de plantas más populares y el tema legal, pues yo les vengo manejando el tema de las mujeres y la mota.

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¿Cómo hemos usado a lo largo de la historia esta hierba? Ha sido alimento, medicina, producto recreativo. Una búsqueda en Google de “mujeres y marihuana” arroja resultados como “Lo dice la ciencia: La marihuana mejora el orgasmo de las mujeres”, “Fumar marihuana podría convertirte en mejor mamá” y “¿Monjas cannábicas? Son mexicanas y quieren terminar con estigmas retrógrados”. Esas son las noticias destacadas por el buscador, pero vamos a ahondar un poco más en el tema.

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Los delitos contra la salud (no, el promover infinidad de botargas del Doctor Simi no cuenta en esta categoría) son la tercera causa de encarcelamiento de las mujeres. Las cárceles están llenas de mujeres que, al ser la mano de obra barata del narco, fueron acusadas de ser “correos humanos” o “mulas”. El Observatorio de Prisiones “estima que un 70% de las mujeres reclusas en América Latina son jefas de familia que se encuentran en la cárcel debido a delitos no violentos de microtráfico de drogas”. Perseguidas por narcomenudeo, no tuvieron otra salida. En medio de la pobreza es “en nombre del amor es que muchas de ellas están tras las rejas”. Obviamente, ninguna de ellas es como la Reina del Sur, su papel es menor y reemplazable: hace cuatro años, Reporte Indigo publicó que las implicadas ganaban de 2 a 5 mil pesos por “viaje exitoso”, pero que las sentencias llegaban a ser de hasta 25 años.

En mujeres, políticas de drogas y encarcelamiento, la Organización de Estados Americanos recalca que estos delitos están relacionados con la violencia de género: “Aunque hay mujeres que reportan haberse involucrado por su propia voluntad y eran conscientes de los riesgos asociados con el negocio, aparece con frecuencia la coacción de la pareja o de un familiar, lo que se facilita por la construcción de vínculos sentimentales bajo estereotipos de género y de relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. Hay mujeres encarceladas que manifiestan haber sido engañadas y no tener conocimiento de lo que estaban haciendo y hay las que simplemente afirman haberle creído a su pareja cuando les decía: “todo va a estar bien”…”. EQUIS Justicia para las mujeres presentó el informe “Políticas de drogas, género y encarcelamiento en México” a finales del 2017 y proporcionó un dato escalofriante: el encarcelamiento de mujeres por delitos a la salud ha aumentado 103% en los últimos dos años.

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¿Qué hacemos? La despenalización de la mariguana, el tema que se está discutiendo, nos obliga a pensar en cómo le hacemos para incluir la perspectiva de género en las políticas de drogas. Esa tarea nos la dejó la Organización de Naciones Unidas desde 2016. En lo que le copiamos a otro país —como solemos hacer—, vamos a hablar del papel que tienen las mujeres en la industria cannábica.

Hay infinidad de grupos cannábicos enfocados al cuidado y consumo femenino (un ejemplo es Ellementa en Estados Unidos). Women Grow es una iniciativa que “conecta, educa y empodera a las mujeres en todos los segmentos de la industria del cannabis”. Si bien es un negociazo, la presencia de mujeres no se limita a lo empresarial, como pueden revisar en esta lista de las más poderosas de la industria. Hay abogadas, médicas, congresistas, investigadoras y fumadoras empedernidas. Yo también creo, como dice Mariaisabel Mota, que el futuro es femenino… y verde.

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Ojo: la ciudadanía puede portar drogas pero solamente en cierta cantidad de uso exclusivamente personal.

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