Chilango

Una noche de primeras veces con Noel

Fernando Aceves

Previo al concierto de Noel Gallagher lo que reinaba era la tranquilidad, pero este estado cambió en punto de las 9:30 pm, cuando el frenesí se apoderó del público mexicano, tras ver a Noel y sus High Flying Birds salir al escenario.

(It’s good) To be free arrancó algunos gritos ante un Noel vestido de negro con chamarra de cuero y camisa blanca, look que parece del gusto regular de los roqueros británicos hoy en día. Después vino Mucky Fingers, ambas de Oasis, para calentar a la audiencia.

Sin mayor preámbulo arrancó Everybody’s on the run, la primera de la noche proveniente del disco de Noel Gallagher’s High Flying Birds, banda que aparecía y reaparecía entre luces celestes. 

El público coreaba las canciones discretamente hasta que llegó Dream on, la gente comenzaba a soltarse y levantar brazos guiados por la música, mientras una luz con matices amarillos cubrían el escenario.

La gente casi no brincaba, quizá porque el concierto se antojaba más íntimo que alocado. Tras la canción Noel se dirigió por primera vez al público con un escueto “muchas gracias Ciudad de México, maravilloso país”, a partir de ahí no pararía de interactuar con la gente.

La respuesta fue inmediata: gritos y aullidos del público, que fue premiado con If I had a gun, otra de las más celebradas, aunque tras el júbilo, vino una especie de trance silencioso en el que algunos coreaban, otros tarareaban, pero ninguno dejaba de prestar atención al británico que se adueñaba de la noche.

La velada apenas comenzaba y Noel se quitó la chamarra antes de tocar The good rebel entre luces estroboscópicas. A eso seguiría The dead of you and me, que la gente seguiría coreando desde sus lugares, quietos, casi hipnotizados, ante un músico que, a donde quiera que va, parece siempre jugar de local y nunca de visitante.

Alguien del público le pidió tocar y Noel bromeó con él “¿estas loco?, no te puede dejar tocar mi guitarra, cuesta una fortuna” y sin más, anunció Freaky teeth, entre un luces que emulaban un arcoíris y de fondo una pantalla con la psicodelia a todo lo que daba.

Tras media hora de tocar vino Supersonic en versión acústica con Noel y su guitarra, acompañado por piano y pandero. Un momento cumbre en el que se escuchaba el coro de gente que estaba en completa comunión con Gallagher.

El público agradeció la canción con un “Ole Ole Ole Ole, Noel, Noel” al que el británico se entregó por unos segundos para tocar luego tocar Record machine, seguida por What a life, Talk tonight, Soldier boy and Jesus freaks, Broken arrow, y Half the World away.

Un cambio de guitarra y sonó Stranded on the wrong Beach, entre luces rojas y amarillas, el final estaba cerca cuando la gente coreaba todo lo que salía de la voz al ritmo de la guitarra de Gallagher.

Sin embargo faltaba lo mejor, tras dejar el escenario unos instantes, regresó para el encore, con Whatever, canción que se coreó, se gritó y se disfrutó. Con una voz más melódica que la del rasposo Liam.

Se siguió con Little by Little envuelto en un rayo de luz blanca y el coro de la gente que también celebró, The importante of being idle.

Noel anunció que la velada estaba por terminar “ha sido un placer, (México) es uno de mis lugares favoritos en el mundo. Lo siento pero solo queda una canción más, yo no hago las reglas pero si quieren más pueden volver mañana”.

Y tocó Don’t look back in anger, quizá el éxito más conocido, de entre muchos, del mítico Noel Gallagher, que demostró lo que desde hace muchos años no le hace falta demostrar, su talento.

Aunque en otros países ha sido recurrente ver cantar como principal al mayor de los Gallagher, en México es la primera vez que ocurre, así como también la primera vez que Noel se presenta en un escenario más pequeño de lo acostumbrado en el DF, el Teatro Metropolitan.

La gente quedó satisfecha tras un setlist que Noel Gallagher’s High Flying Birds ya traen bastante ensayado, pues es el mismo que han tocado en sus últimos recitales en Estados Unidos, mismo que deja en claro que tras haberse separado de Oasis, no necesita del nombre de la agrupación para obtener éxito, pero si de sus canciones.