La primera vez que Blur tocó en México (2003) fue durante una desangelada celebración del 10º aniversario de MTV Latino. A unos días de estrenar Think Thank, su séptimo (y último) álbum. El grupo se encontraba en la turbulencia que los llevaría a la disolución: Graham Coxon –guitarrista y mitad creativa– había abandonado las sesiones de grabación.

Desencajados, Damon Albarn, Alex James y Dave Rowntree aprovecharon la fecha como un ensayo para practicar solamente los temas del disco con el que iban a girar. Y los fans mexicanos nos quedamos sin los hits.

¿Cuenta aquello como una primera vez? Definitivamente, no. Cual si fuera un San Antonio de cabeza, varios fanáticos ya pueden regresar sus botecitos de leche conmemorativos de Coffee & TV a su posición original. Se nos hará ver a Blur.

Y con tantas generaciones reunidas en el VL, habrá que ponerse de acuerdo sobre a cuál Blur queremos ver: el Blur novato de las épocas baggy y el sencillo There’s No Other Way. El del los anglófilos en Modern Life is Rubbish y Parklife, donde venía incluido el cuasi-himno gay Girls & Boys. Está el Blur de los años gloriosos del britpop y aquella guerra mediática contra Oasis, con The Universal…

Habrá hits para todos. Pero para no fallar como fiel público mexicano, de tarea hay que repasar el Think Thank y también los sencillos pos-ruptura y reconciliación, como Under the Westway, esto, para no enmudecer mientras toquen canciones de esas etapas menos estudiadas.

Echarse el documental No Distance Left to Run cuenta como punto extra. La mayoría de la generación Vive, sin embargo, no tendrá problema alguno para corear las infalibles Beetlebum y Song 2 (ya visualizamos a toda la plancha del Foro Sol coreando el “wu-hú!”. De la misma manera, recomendamos llevar encendedor (o aplicación de iPhone) para encender la llama durante los siete minutos gospel de Tender.

Habrá lagrimitas. Y uno que otro grito histérico: “¡¡¡Damon, hazme un hijooo!!!”. Aceptémoslo, por esta ocasión el britpop matará al guacarrock.