Parecen chicos tímidos, con escasa pinta de ser neoyorquinos y más bien salidos de una serie setentera, Ra Ra Riot hacía su segundo arribo a la Ciudad de México ahora para bailar. ¿Bailar? Sí, bailar.

Atrás quedaron los arreglos de cuerdas en barroco, la partida de Alexandra Lawn mutó el sonido de la banda; ahora, el bajo fue suplido por teclados y sonidos electrónicos, los nerds ahora saben mover los pies.

Los primeros acordes de ‘Too Too Too Fast’ aceleraron las cabezas de un nutrido público que se dio cita en el Plaza Condesa; el vocalista Wes Miles brincaba, meneaba la melena y recorría el escenario sin desafinar, se quitó la capa de seriedad y aprendió a moverse al estilo Jarvis Cocker para que sus fans soltaran alaridos de deseo ante sus constantes contoneos.

Siete años de carrera han sido suficientes para quitarse cualquier prejuicio musical y entrar en vías de experimentación; los bits acelerados de ‘Bynary Mind’ hacen recordar los inicios de ‘Passion Pit’ y ‘For Once’ es un logrado intento de mezclar el Ra Ra Riot de antaño con el actual.

De pronto, los sintetizadores hacían sonar ‘Dance With Me’, introducción perfecta para acelerar el entusiasmo de las colegialas que deseaban abrazar a Miles. ‘Each Year’ demuestra que los egresados de Syracuse no olvidan los tiempos del ‘The Rhumb Line’, disco que los puso en la órbita de la escena musical; el violín de Rebecca Zeller contrastó con el azul tenue atmosférico y una suave armonía in crescendo de Mathieu Santos y Milo Bonacci que prendió nuevamente las cabezas de los asistentes

Can You Tell’, tema olvidado de su primer disco por un público en su mayoría juvenil, mostró a un Miles ingenuo y poco ávido de notas antañas; falta el poder del cello de Lawn para retornar el vigor al sencillo que los catapultó al éxito en el 2008.

Miles no paró de mover los pies, y sin más pretensión que divertirse, saludaba a quien extendiera su mano; ‘Boy’ dio el preámbulo para atestiguar que el vocalista había quedado satisfecho por los intensos aplausos recibidos, “ustedes son el mejor público, es la segunda vez que venimos, estamos emocionados. ¡Gracias México!”.

‘I Shut Off’ apagó la emoción de los 75 minutos en que se adueñaron del escenario. Miles y compañía están renovados, viven ahora un “Amor en Versión Beta”, demostraron que los teclados y sintetizadores pueden hacer bailar hasta al nerd más estático.