''Que la gente me entierre donde quiera'': Juan Gabriel

En más de tres décadas de periodista he tenido la fortuna de entrevistar a muchas personalidades del mundo del espectáculo; uno de los que han marcado mi vida profesional ha sido sin duda alguna Alberto Aguilera Valadez, “Juan Gabriel”, quien el 28 de agosto murió a los 66 años de edad, víctima de un infarto, en Santa Mónica, California, Estados Unidos.

Un homenaje al más grande

Desde mis inicios uno de mis deseos era entrevistar algún día al Divo de Juárez, y esto se me cumplió cuando el cantante fue homenajeado en su tierra natal, Parácuaro, Michoacán, por sus 25 años de exitosa trayectoria como compositor y cantante.

Nos trasladaron, a un grupo de periodistas, a un estadio de fútbol y se nos designaron asientos en las primeras filas del escenario; nos informaron que, esa noche, Juan Gabriel no daría declaraciones, sucedería hasta el día siguiente, en un hotel al que ellos nos llevarían.

Así las cosas, mientras algunos compañeros decidieron ir en busca de alguna declaración tras bambalinas, yo decidí tomar mi lugar y disfrutar del espectáculo para escribir una crónica; a cada uno de los que ingresábamos nos daban una velita —de esas que se usan en la posadas— y nos pidieron que las prendiéramos, luego de hacerlo, se apagaron las luces del estadio, y las velas simularon miles de estrellas.

Un locutor anunció el inicio del programa, de pronto apareció Juan Gabriel, recuerdo que los organizadores lo querían sentar en una mesa redonda que tenían destinada para él, arriba del escenario.

Juanga se negó a ocupar ese lugar, argumentando que era su homenaje y que quería disfrutarlo desde donde estaba su público. Como siempre se salió con la suya, se bajó del escenario y se sentó en la tercera fila, donde estaba también yo, ¡vaya suerte!, pensé.

Le cantaron tres de sus musas

El homenaje inicio con la presentación de tres de las cantantes que fueron muy importantes en su vida, porque desde su inicio lo apoyaron: Queta Jiménez “La prieta Linda”, María Victoria y Amalia Mendoza “La Tariacuri”.

Luego el homenajeado subió al escenario, agradeció los aplausos, bendiciones e interpretó varios temas de su inspiración entre ellos, para finalizar, “Amor Eterno”, la gente ovacionó de pie esa noche, escena que estoy seguro se repetía en cada lugar donde se presentó hasta el último día de su existencia.

Al día siguiente, el personal de su disquera pasó por nosotros para llevarnos a la conferencia de prensa, yo iba con la consigna de conseguir una entrevista exclusiva, lo que se veía difícil, pero no imposible. Luego de casi dos horas de preguntas y respuestas dieron por terminada la charla con los medios de comunicación locales y los que íbamos desde la Ciudad de México.

Su mejor pago

De inmediato lo sacaron por una puerta lateral, al percatarme corrí, me acerque y pedí a uno de sus acompañantes que lo cuidaban que le comunicara de favor que quería entrevistarlo, al oír esto Juan Gabriel le ordenó que me dejara acercar a él y me dijo: “¿Se va con nosotros y me va entrevistando en la camioneta?”. Le conteste que sí, mientras él era detenido, en varias ocasiones, por ancianas que lo tocaban como si fuera un santo, deslizaban sus manos entre la telas de su ropa, y le lanzaban bendiciones.

Volteó a verme y me dijo: “Estas muestras de amor es el mejor pago que puede tener Juan Gabriel y Alberto Aguilera (Valadez)”. Y comenzó la entrevista, mientras avanzaba la camioneta, sin saber y ni me interesaba, a dónde nos dirigíamos.

Su filosofía de vida

Durante la entrevista fui descubriendo su filosofía de la vida: “Los niños es la mejor inversión, el futuro del país. Por eso es necesario una escuela, donde se les enseñe a alimentarse. La mujer juega un papel muy importante, porque cuando esta embarazada debe llevar una alimentación lo más natural posible, para tener mejores hijos, más sanos. Y hay que leer mucho, lo lamentable es que vivimos en un país donde la gente no sabe leer, entonces tenemos que decir las cosas cantando y ahí es donde entro yo…”.

Al cuestionarle sobre cómo fue que, a pesar de todo lo que sufrió, no se convirtió en un hombre malo y con pensamientos negativos, respondió: “Usted no puede obligar a alguien a ser bueno o malo: es una decisión personal. Está en nosotros pensar, que para eso es la cabeza, para poder salir adelante por nosotros mismos. Para quitarnos hábitos, cosas que nos estorban y nos quita energía”.

Hablamos del secreto para tener éxito en la vida: “Sólo se necesita quererlo, desearlo; toda la gente llega a ser hasta de lo peor o de lo mejor, si se quiere… lo que pasa es que para hacer las cosas de lo mejor, cuesta mucho más trabajo. Mientras que para hacer cosas malas ni lo piensa”.

Al preguntarle qué religión practicaba, sonrió y confiesa: “Yo creo en mí y respeto todas las creencias; porque soy parte de muchas, pero no sufro. Nunca he hecho lo que me dicen que haga, siempre hago lo que quiero, pero acepto sugerencias; tampoco hago canciones a pedido. Todo lo realizo con mucho cariño, no por ganar dinero”.

¿Qué ha sido lo más difícil para ti?
Lo más difícil (en esta vida) es haber nacido, y ya estando aquí todo es de uno y hasta donde uno quiera llegar, llega. Yo no vine a este mundo a complicarme la existencia, vine a ser feliz y lo he conseguido, cantando, bailando. Y así, a parte de ser feliz he hecho feliz a muchas generaciones”.

¿Tiene miedo a la muerte?
Nadie se muere. Nunca me preocupo en morir porque tampoco me preocupé por nacer. La muerte duerme en mí. Cuando yo muera, despertará ella. El día que yo me vaya, me quedaré para siempre.

¿Qué le hereda a los mexicanos?
Sonriente, dice: “Deseo dejar recuerdos muy bonitos a toda la gente. Cada una de mis canciones quedará para toda la vida como mi humilde herencia para quien lo acepte” -Se emociona, hace una pausa y continúa- “La gente que da es la que recibe, yo no me preocupo en lo que me dan sino por dar. Además lo que a mí me dan (se refiere a lo material, al dinero) no me lo voy a llevar, pero se irá conmigo todo el cariño y el amor que ponen en sus miradas, en sus palabras y sus hechos. De eso siempre me voy a acordar”.

Y para finalizar, nos confiesa dónde le gustaría descansar para siempre: “Que me entierren donde la gente quiera, ya me volví patrimonio nacional”, concluyó.

Descanse en paz y que comience la leyenda de Juan Gabriel.

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