Discos como Celia & Johnny (1974), la colaboración entre Pacheco y la diva cubana Celia Crúz o Roberto Roena y Su Apollo Sound 5 de Roberto Roena, son cánones de culto entre los veteranos de la vieja guardia.

También, clásicos de los 70 como el Rey del Bajo de Bobby Valentin o El Maestro de Johhny Pacheco (ambos del 1974), empiezan a impregnar señales claras de jazz, y son ritmos mucho más agresivos que el típico son cubano. O Siembra, la colaboración entre Rubén Blades y Willie Colón, que con una salsa ultra picosa, canta como nadie de la identidad y unidad entre la comunidad latina.

O discos como Vamonos Pa’l Monte (Eddie Palmieri, 1971) o El Malo (Willie Colón, 1967), que experimentaban mucho más con las posibilidades de los instrumentos (piano y trombón respectivamente), logrando marchas y escalas con la misma virtuosidad e improvisación del BeBop de Miles Davis o Max Roach.

Y el Riot (1968) de Joe Bataan, que es una de las mejores muestras del funky boogaloo y latin soul de la época. Además, la portada refleja la turbulencia por la que pasaban los latinos de la época, bien podría ser un disco de gangsta rap .. con las pistolas y toda la pose.