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Por primera vez en la Ciudad de México...

Wild Belle: La velada que no nos esperábamos

La agrupación se conmovió por el gran recibimiento que tuvo. Cortesía: Auditorio Nacional. Fotos Chino Lemus La agrupación se conmovió por el gran recibimiento que tuvo.
08 de octubre de 2016
Por    Alejandra Torales

Después de su presentación en el Carnaval de Bahidorá en 2014, los hermanos Natalie y Elliot Bergman se presentaron ayer por primera vez en la Ciudad de México para ofrecer un show en El Lunario, donde cientos de personas se dieron cita no solo para ver a Alejandro Fernández -que se presentaba en el Auditorio Nacional- sino para presenciar el talento de estos dos ya no tan jóvenes y con únicamente dos discos en su haber, pero que con una trayectoria de cinco años han logrado posicionarse como una de las agrupaciones más maduras dentro de la música indie.


Desde temprano, las afueras del Coloso de Reforma comenzaron a llenarse de revendedores de boletos y mercancía del Potrillo. Sin embargo, en ese pequeño callejón que dirige hacia el Lunario, personas de todas las edades empezaron a entrar para disfrutar de un viernes por la noche alejado del bullicio y la música popular. Para disfrutar de lo que Wild Belle tenía por ofrecer.


En esta ocasión no fue una banda nacional la encargada de preparar el escenario para la dupla estadounidense, sino una mujer llamada Allie X, una  cantautora canadiense que, a pesar de que intentó prender al público con su música pop, perturbaban más sus movimientos de un lado al otro o sus letras repetitivas que al final no terminaron de encantar a los que se hallaban ahí.

Pasadas las nueve y a media luz, finalmente Natalie y Elliot salieron a escena acompañados de su banda para interpretar "Mississipi River". Al ver toda la euforia del recinto lleno en su completa capacidad, Natalie no pudo evitar sentir un gran entusiasmo y decir: "México, finalmente estamos aquí".

  • Wild Belle se presentó en el Lunario del Auditorio Nacional ayer. Cortesía: Auditorio Nacional. Fotos Chino Lemus

  • Como era de esperarse, los primeros tracks que se escucharon fueron pertenecientes a su más reciente álbum, Dreamland (2016). "Coyotes", "Giving up on You", "Losing You", "Cannonball" y "Throw Down Your Guns", fueron algunos de estos cortes. Sin embargo, los hermanos Bergman supieron hacer una selección perfecta de la música, ya que del pop rock rápidamente dieron un salto a su tan característico reggae, funk y un poco de jazz con "The One That Got Away", también de su último disco.

    Cada que miraban la euforia de los asistentes, Natalie enviaba besos y trataba de mezclarse entre el público, mientras que Elliot, un poco más tímido, se concentraba en que todo sonara a la perfección.


    De los momentos cumbre de la noche, como era de esperarse, fue cuando Natalie hizo un llamado a todos los "amantes" que se encontraban allí para que cantaran junto con ella "Love Like This". Todo a media luz, sonando al ritmo del reggae y con una letra que atravesó los corazones de todos, la agrupación agradeció por el cálido recibimiento que los chilangos les habían dado.


    A partir de entonces comenzaron a sonar los temas que les abrieron camino dentro de la música como "Another Girl", e "It's Too Late", siendo ésta última donde Elliot sacara a relucir su habilidad no solo en los teclados, sino en el saxofón y por supuesto, robar en más de una ocasión suspriros a todas las mujeres, quienes aunque eran las que más cantaban, sorpresivamente no superaban en cantidad a los hombres.


    Una vez concluida la primera parte del concierto, todos no dejaban de corear el nombre de Wild Belle, quienes pasados unos minutos volvieron al escenario para deleitar a sus fans con tres canciones más. "Ustedes tienen nuestro corazón. Lamento no hablar más español pero, gracias, muchas gracias. Esta canción está dedicada a ustedes", dijo Natalie justo antes de que comenzaran los primeros acordes de "Keep You".


    La fiesta finalmente alcanzó la cúspide. Todos, absolutamente todos comenzaron a bailar, bajaron sus celulares y iPads -por un escaso momento-. La voz de Natalie era lo principal e incluso la banda entera se sumergió en ese éxtasis de felicidad. Manos levantadas, una prolongación del final que absolutamente nadie quería que fuera final. Así fue como Elliot pasó frente al centro del escenario con su saxofón y Natalie se encargó de los teclados y por supuesto de la letra. Al final, lo único que le quedó a Wild Belle fue hacer una reverencia a su público mexicano, que no solo los encantó, sino con el que también formaron la promesa -de forma implícita- de que esta no sería su primera y y última presentación en la CDMX.

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