Crónica del día 2 del Carnaval

Bahidorá: la mejor cruda de mi vida

 
Y la fiesta no terminaba(Foto: Hugo Juárez )
Por Hugo Alberto Juárez

Cuando me di cuenta ya eran las seis (de la mañana).

Quién sabe por qué me acordé de que estaba cansado. Seguro fue el hambre pero era demasiado temprano como para conseguir comida y además tenía mi pulsera en ceros. 

 

Foto: Hugo Juárez


Decidí dormir un rato.

De pronto desperté agitado. No fue el calor sino la urgencia. No fueron las ganas de ir al baño sino las de liberar mi cuerpo, aunque parezcan sinónimos.

Ayer me lo había prometido: iba a levantarme temprano para disfrutar de toooda la oferta dominguera del Carnaval, empezando por la sesión de relajación de las 9. Me imaginé que me ayudaría a sobrellevar la cruda. 

 

Foto: Hugo Juárez


Obviamente me equivoqué.

Pero igual me hizo bien estar un poco tranquilo después de la agitación del día anterior. Luego de la meditación, fui a desayunar y me lancé a la clase de Yoga, con la música de Nuage y El Búho de fondo. Para cuando terminó la sesión, ahora sí ya estaba recuperado y con ganas de más fiesta. Justo iniciaba Dwig en el Dance Floor y después Begun cerraría el día 2 del Carnaval.

Quise que los párrafos anteriores reflejaran el espíritu de esta fiesta, porque Bahidorá es una oda a la libertad donde la música y los escenarios son un plus bienvenido que complementa los talleres, las pláticas, la nadada, el sol, la buena onda y la tranquilidad que imperaron. Precisamente tienes la libertad de hacer lo que se te venga en gana. 

 

Foto: Hugo Juárez


Pero la libertad no sería nada sin tener opciones. Comprobé que en este Carnaval es imposible aburrirse: hay mucho que hacer, puedes explorar todo a tu ritmo y a cada paso que das te encontrarás con una sorpresa. La locación ayuda mucho a redondear la experiencia. Haces amigos, ves gente MUY guapa, nadie se mete contigo (si no quieres) y escuchas excelente música (que no estuvo exenta de algunos problemas de sonido). 

El concepto que cobija a Bahidorá está presente en todos lados: frases enclavadas en los arbustos, botes de basura para hacer composta, hierbas encajonadas en pequeños postes con su explicación y todo, tubos para concentrar ceniza y colillas, redes para recolectar PET, comida orgánica…  Es un Carnaval coherente, con mucho pensamiento detrás y con una planeación exhaustiva. 

 

Foto: Hugo Juárez


Luego de mi primera vez aquí, les puedo decir que quiero venir religiosamente cada año. Es una experiencia única que va a redefinir tu concepto de “festival”. Ojalá que los organizadores sepan superarse año con año, pero lo anticipo difícil porque vaya que le echan ganas. Ya les contaré.

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