El estadio de los Tigres resultaba emocionante para mi y mis
acompañantes chilangos… no sabíamos que esperar. De primera vista,
mientras bajábamos por la rampa de entrada, se vislumbraba un lleno
absoluto. Ya de segunda vista, a nivel de cancha, era muy evidente que
la ilusión óptica causada por los bien esparcidos regios, daban la idea
equivocada, parecía que habían tomado distancias.
No había chelas. Problemas. Nos movimos por toda la cancha buscando una gota del elíxir del rock, sin éxito. Ni hablar.
Nos
disponíamos a ver a los ¨Harvesters of Sorrow¨ y no había nada que
acallara nuestra emoción. La pantalla del lado derecho del escenario
comenzó a desprenderse poco a poco, hasta que hubo que bajarla. De
entrada no parecía un error de producción… nos constaba que el viento
venía enjundioso.
La ya tradicional entrada con The Ecstasy of Gold
en las bocinas y El Bueno, El Malo y El Feo en las dos pantallas
restantes. El espinazo de emoción comenzaba a recorrer nuestras
espaldas. De pronto, silencio.
¨Creeping Death¨, con un error garrafal en la ingeniería que no
amplificaba la guitarra de Kirk Hammet. Ya comenzaba la angustia por
las pocas, pero muy evidentes, fallas del sonido (saturadísimo una vez
que sonaron todos los instrumentos a la vez) durante el concierto.
En ¨Fuel¨ se armó el moshpit, las llamaradas alrededor del escenario siempre emocionana a la banda. Cabe mencionar que
la marabunta era de las más fresas que se hayan visto jamás. La gente
salía seca y peinadita del slam. No es que uno vaya como chilango a
sentirse más chido que los demás, pero parecía que el público estaba en
el cine. No había cantos, no había coros de millones… y Metallica
entregaba temas que no habíamos podido escuchar en sus visitas previas.
Previmos energía desbordante, y para nuestra
sorpresa, nos fuimos a parar casi hasta el frente (sin esfuerzo alguno)
sin recibir un solo golpe o empujón. Eso si, muy respetuosos los
regios, no dijeron una sola palabra durante la presentación de los
¨Four Horsemen¨. Un concierto que daba para saltar sin control se
convirtió en un silencio solemne, salvo en las ya predecibles One,
Cyanide, Master of Puppets, Nothing Else Matters, Enter Sandman y,
claro está, Seek & Destroy.
No deja de sorprenderme que los fans defeños
siempre resultan ser los más entregados, los más completos, los que más
canciones se saben y los que más agitan sus puños fuerte. Por mucho no
fue el mejor concierto de Metallica en México, pero sí al que más
ganitas le echaron. Yo, por mi parte, escuché las que me faltaban en
vivo y me doy por bien servida con cada una de las presentaciones de la
banda más emocionante del mundo.
El setlist:
Creeping Death
Fuel
The Thing That Should Not Be
The Shortest Straw
Welcome Home (Sanitarium)
That Was Just Your Life
The End Of The Line
Sad But True
Cyanide
My Apocalypse
One
Master Of Puppets
Damage, Inc.
Nothing Else Matters
Enter Sandman
Am I Evil?
Motorbreath
Seek & Destroy