La reducción de sus sonidos e impactos musicales la llevaron a una decisión acertada: hacer ahora un disco completamente acústico. White Chalk (2006) es, sobra decirlo, otro momento de introspección, similar al de Is This Desire?. Se antoja como otra carta de confesiones, de secretos a voces que la inglesa nunca termina bien por revelar. Duele, puede aburrir un poco, pero desnuda su música a su esencia básica. Quizá nos muestre que, en el fondo, su mensaje sonoro siempre ha sido el mismo.

Hasta que nos topamos con un vuelco radical hacia el exterior. Let England Shake está invadido de política, mensaje social e imaginarios bélicos. Es un disco contento, tan libre como nunca, como si PJ lograra escapar a la prisión de sus propias emociones por vez primera. Emociona y confunde por lo extraño de sus musicalizaciones: encontramos sampleos mal trechos, instrumentos folclóricos ingleses y de banda marcial, coros luminosos y llenos de felicidad a pesar de los mensajes.

Un plato lleno de seriedad y que comprueba, una vez más, que PJ Harvey es una mujer comprometida con lo que hace. Siempre nos ha llenado de admiración. Gracias a ella, sentimos de la música un poco más, un poco mejor.

Hay que entrarle.