Pues ya estamos casi acabando julio. Los chamacos ya salieron de vacaciones, los universitarios disfrutan sus últimos días de no tener tarea y algunos otros, que deben trabajar, nomás quieren escuchar alguna cosa chida pa’ poner en las horas de oficina. Y por qué no, tomarnos un ratito para recordar los álbumes que más nos han gustado en este 2014 que, en mi humilde opinión, ha metido el turbo y ya casi se acaba.

Todavía me acuerdo como si fuera ayer de mis vacaciones decembrinas. Pero basta, no es tiempo para la nostalgia, mejor chequemos estas joyitas musicales que no querrás que falten en tu iPod.

10.- Real Estate – Atlas

Pues sí, las cosas bonitas son bonitas sin necesidad de explicación. El jangle pop de las guitarras de Real Estate, te ponen automáticamente de buenas. Son de Nueva Jersey, por ahí al lado de Nueva York y ya llevan activos como cinco añitos. Desde su primer disco ganaron fama. Y de hecho la crítica los trata bien —hasta Pitchfork, y pa’ que Pitchfork te trate bien, está cabrón—, y por ende, también la fanaticada. Yo tuve oportunidad de verlos en el aniversario de Spotify, y no me decepcionaron. Digo, van a lo que van, a tocar las rolas en vivo y ya, no dan mucho espectáculo, ni tampoco puedo decir que sean los mejores frontman, pero si vas con el mood para escuchar su música bonita, entonces te encantarán. Tienes oportunidad de verlos en el Corona Capital, así que atentos a los horarios y dales oportunidad. Atlas es su tercer trabajo y en realidad se muestran como siempre se han mostrado, seguros de su sonido, seguros de su esencia y con la certeza de que harán pasar un buen momento a aquellos que presionen play.

9.- Hundred Waters – The Moon Rang Like a Bell

Seguimos con las aguas calmadas. El temple de un viaje a través de balsas. La combinación del folk con la electrónica, es bien bonita. Quizá no tengan las percusiones retumbantes del trip-hop, pero Hundred Waters encuentra el balance entre vocalizaciones y pasajes hechos con algún aparatejo digital. Por momentos recuerdan aquella pieza legendaria de Pink Floyd, “The Great Gig in the Sky”, pero llevada a las palabras. Sin duda han hecho uno de los discos que mejor te sentarán si andas estresado. Porque, ¿quién no anda estresado en el DF? La neta. Además, esta banda de Florida está chida pa’ que digas que tu aproximación al arte no es nomás por la pintura o exposiciones. De hecho, su nombre viene inspirado por el artista austriaco Friedensreich Hundertwasser (tampoco sabemos pronunciarlo muy bien que digamos), y en su estética se nota que son bien cultivados en eso de la alta cultura. Esuchen el disco y luego me cuentan qué les parecieron.

8.- Todd Terje – It’s Album Time

Pos ya estuvo bueno de tanta pasividad. Si les mencionan a Todd Terje quizá ni se inmuten. Es normal, apenas anda debutando, pero ¿qué harían si les digo que es el genio detrás de un trancazo como “Candy” de Robbie Williams? Las cosas cambian, y es que Todd Terje es uno de esos diyéis que de repente saltan a la fama. Le encanta que muevas los piececitos. El nu disco es ese candor que dejaron las fabulosas pistas de baile que me hubiera encantado frecuentar de haber nacido en los setenta. Pero me tocó ser un noventero, que sólo puede ver a Travolta o Boogie Nights, con la ilusión de algún día ir a una fiesta del recuerdo de algún chavorruco setentero. Pues Todd Terje, noruego de nacimiento, es un cerebro impresionante de la onda pop. Pero no se vayan con la finta, sus composiciones no son meros plásticos fabricados en Pro Tools, detrás hay una muy buena producción y mucho coco en lo que hace. Este está bueno para ponerlo a la hora de echar pasión, o después, o antes, o cuando andas pensando en echar pasión pero no puedes… creo que ya me entendieron, este disco está bueno en toda ocasión.

7.- James – La Petit Mort

Yo soy un fanático del britpop. Se burlan de mí porque en mis tempranas épocas en Facebook, cuando darle Like a un grupo como “Yo también tengo una limusina en mi casa” era lo más entretenido de la vida, le di Like a “Oasis no es una moda, es un estilo de vida”, y en ese entonces me pareció lo más chido del mundo. Pues bien, se pueden dar una idea de mi fanatismo por los brits. Pues James son sobrevivientes de aquellos años ochenta y noventa. Seguramente los recuerdan “Laid”, una rola que salió en American Pie (que al parecer es una película que define a toda una generación) y era un cover de ellos. Otros de sus éxitos son “She’s a Star” o “Say Something”, y pa’ no hacer el cuento tan largo, se separaron, y se volvieron a juntar. 13 álbumes en su haber y, obvio había que sacar un catorceavo. Como que tienen algo con los orgasmos (bueno, quién no), pero su nuevo disco se titula La Petit Mort, como la muerte chiquita y tiene una bonita portada que nos recuerda a México. Aman México. Y yo los amo a ellos y por ello les recomiendo este disco. Calidad británica, tonaditas que se te quedarán pegadas y las letras y falsettos clásicos de Tim Booth. Qué bueno que James ha envejecido tan bien.

6.- Lana del Rey – Ultraviolence

Soy re-fan de Lana. Me cae bien. Tengo un amigo que creo que es más fan que yo y dice que le encanta cómo le vale madres y canta que, para llegar a donde está, se cogió a todos los que pudo. Aunque no es cierto ni poquito porque su padre es un magnate, pero pues se atreve a decirlo. Su anterior disco “Born to Die” fue un hitazo en todos lados. El vintage retratado en videos, sus letras que todos ponían como estado de whatsapp o Facebook, y los gifs de ella dando una vueltecita invadieron la red. Lana dominó al mundo. Pero pues re-ediciones y sencillos no son suficientes para tener a una horda de fans tranquilos. Ultraviolence fue el regreso triunfal. Se ganó hasta sus más ardientes retractores, y es que la neta se aventuró a probar nuevos terrenos. No se quedó en el pop hit-maker fácil que pintaba para ser su camino, y se tornó más oscura, experimental y para nuestro deleite, muy chida. Escuchen la belleza que es “Brooklyn Baby”, lo sentimental, lo sincero y lo bonito de esa canción. Bravo, bravo, muchachita.

5.- Swans – To Be Kind

Porque después de Lana, hay que ponernos más picky. Swans es una banda de rock catalogado como experimental. Sí, es pa’ clavadones. Notas repetidas, melodías pausadas, casi ambientales, canciones largas, largas y fluctuaciones en los sonidos. La neta se disfruta más si estás con unos audífonos que te alienen de todo a tu alrededor. Como ejercicio está chido estar atentos a los sonidos. Los sutiles matices que hacen que el disco se sature de sonoridades diferentes. ¿A qué? Pues diferentes a lo convencional. No esperes éxitos de verano, es más, si estás esperando una rola pa’ poner en tu siguiente peda, ni lo pienses, nomás vas a malviajar a tus pobres invitados. Pero vale mucho la pena escuchar la maestría de Swans para llevarte a distintos lugares y sin necesidad de meterte nada. Aunque igual meterte algo ayude todavía más. Pero si tienes pesadillas y malviajes terribles, no digas que no te lo advertí. Suenan furiosos,esquizofrénicos y exquisitos.

4.- Ases Falsos – Conducción

Soy ávido fanático de la música hecha en español. La gente que desprecia su lengua natal porque según ellos no se hacen cosas chidas, ja, pues allá ellos. A México ha llegado una oleada proveniente del país de los Andes que ha dejado huella. Desde Los Búnkers (que seguro ya son tan chilangos como Chava Flores), hasta Pedropiedra o Gepe, consentidazos del público mexicano y constantes inquilinos de nuestra ciudad. Pues bien, ya con ese impulso a las cosas chilenas, llegaron los Ases Falsos. Antes se llamaban Fother Mockers, y algo hizo clic para que decidieran tomar un curso completamente nuevo. Se cambiaron el nombre y lanzaron uno de los mejores discos de la década. En serio, Juventud Americanade 2012 debe estar en cualquier catálogo de un fanático de la música. Como plus, les cuento, tiene a Juanga en la portada con ojos brillositos. Una joya completita. Y aunque ya nos habían demostrado que eran bien buenos en disco, en vivo ofrecieron algunos conciertos acá en el DF en foros como el Caradura y el Patanegra, y creo que demostraron que todavía eran más o igual de chidos en vivo. Y de hecho, ya nos habían dado una probadita de lo que vendría en su nueva producción. “Simetría” es un rolón gigantesco. Escúchenla. Apréndansela. Dedíquenla. Conducción quizá no le llegue al Juventud Americana, pero tiene un aura mucho más serena, de reflexión, de melodías pausadas, tranquilas y pa’ dedicarle a tu amorcito.

3.- ENO * HYDE – Someday World

¿Vale la pena reseñar algo que haya hecho Brian Eno?

Maestrazo acompañado de Karl Hyde de Underworld, banda que seguramente recuerdan por “Born Slippy” incluida en Trainspotting. Pero bueno, la neta no tengo mucho qué decir.

Discazo inmenso. Genio de la música. Adelantado a su tiempo. Visionario. Todo eso es Brian Eno y más. Hoy, en 2014, sigue sonando tan actual como cuando tocaba los teclados con Roxy Music y cantaban “Virginia Plain”.

Y neta, escuchen esta belleza.

2.- The War on Drugs – Lost in the Dream

Filadelfia es mucho más que una película de Tom Hanks. Incluso llegó a ser capital de los Estados Unidos por algún tiempo, y ostenta una historia que seguro no le pide nada a Washington o California. Pero en este texto nos interesa porque también es el lugar en donde se formó The War on Drugs. Su historia ha sido medio caótica, y varios miembros se han salido —entre ellos el fundador Kurt Vile, quien ha encontrado fama y orejas bien puestas con su trabajo como solista, incluso se ha presentado con éxito acá en Chilangolandia. En fin, aunque ya llevaban dos discos a cuestas, y seguro los oídos más educados de la música ya los contaban entre sus propuestas favoritas, fue con Lost in the Dream que el mundo enteró volteó a verlos. Y es que qué trabajazo se rifaron. Ni pareció afectarles la salida de otros miembros. Suenan metidos en lo que están. Una combinación de folk, americana, indie rock y algo de shoegaze. Para mí, el balance perfecto para una banda. Incluso por ahí me sonaron a Dylan, y sonar a Dylan ya debe ser algo cabrón. Pues sí, la verdad hicieron uno de los discos que más ha sonado en mis bocinas y, seguramente le falta rato. Estaría bien que los trajeran a México, ¿algún voluntario?

1.- Morrissey – World Peace Is None Of Your Business

Esteeeee, no me dejé llevar por la emoción ni nada, eh. Bueno, pa’ qué les miento, amo a Moz. Es una de mis personas favoritas en el mundo y ni lo conozco. Y creo que así está mejor, luego te llevas algunas decepciones con tus ídolos en persona. Pero bueno, el caso es que Steven Patrick sacó en 2014 uno de los mejores discos de su carrera. Permítanme explicarles mi óptica. Siendo fan ferviente de los Smiths y de la trayectoria como solista de Morrissey, conozco bien todas sus facetas. Conozco las rolas en las que el fondo musical nomás sirve pa’ que no sea una cantaleta de esos discos al estilo de Mariano Osorio, y conozco las canciones en las que la melodía, la voz y las letras se complementan unas a otras para hacer maravillas. En este disco, por primera vez en mucho tiempo —quizá desde que estaba junto a Johnny Marr—, las rolas se sienten enteras. Boz Boorer y el productor Joe Chiccarelli se encargaron de sacar lo mejor de Moz, junto a reminiscencias flamencas y trompetas que hacen una bestialidad de disco. Las letras son buenas, como siempre, pero ahora también hay que destacar —y mucho—, la sonorización del disco. Se ve que Morrissey ya no aguantaba por sacar un disco y en cuanto le ofrecieron un contrato, se lanzó a las andadas. “Staricase at the University” y “Kiss Me a Lot” son el perfecto ejemplo de la complejidad musical. En serio, denles una oídita y luego me dicen si nomás me dejé llevar por el fanatismo. Yo no lo creo.

MENCIÓN ESPECIAL

Mac DeMarco – Salad Days

Los peores días pa’ algunos restringidos en los alimentos. Mac DeMarco tiene una diastema (así se llama la separación de los dientes) gigantesca. Como Madonna. Ése es su rasgo más característico físicamente. Pero ni nos importa lo físico, aquí queremos aspectos musicales. El muchacho nacido en 1990 se rifó uno de los trabajos más sorprendentes. Si parece hecho en casa, es porque así fue. Encerrado en su morada en Nueva York, junto a su novia y con sus instrumentos, Mac se dedicó a grabar su segundo álbum de larga duración. Y qué bien le salió. Medio psicodélico, medio folkie, medio indie. El resultado fue Salad Days, un trabajo con el que DeMarco se gradúa en las grandes ligas de las propuestas veraniegas, otoñales, invernales y primaverales. Además hace unos videos bien chidos. Dense una vuelta por YouTube pa’ verlos y escuchar las delicias sonoras de los días de ensalada de Mac DeMarco.

¿Estás de acuerdo con el conteo?