Blonde Redhead es una banda dicotómica. Formada por los gemelos italianos Simone y Amedeo Pace (batería y guitarra/voz, respectivamente) y Kazu Makino, japonesa, encargada de las vocales. En el escenario son hipnóticos, logran una simetría visual, al mismo tiempo que su sonido, caracterizado por tener múltiples capas envuelve y seduce al espectador al grado de llegar a un trance colectivo.

En los noventa, eran un combo ruidoso, que se acercaba al discurso musical de Sonic Youth, paredes de sonido y furia. Todo cambió en 2002, cuando Kazu tuvo un accidente con un caballo. Éste le desfiguró la cara y la propuesta cambió, a un sonido más discreto y sutil, en gran parte por un impedimento físico que la cirujía dejó en la misteriosa frontwoman de la banda.

Platicamos con ella sobre su visita a nuestro país… y ésto fue lo que sucedió.

¿Qué fue lo que más te gustó de México la primera vez que viniste?
Me encantó la gente, la arquitectura, las calles, los edificios y la comida. Fue muy rápido, pero esperaba que iba a ser genial, sabía que México tenía mucha historia, es un país viejo, y viniendo de Japón uno espera ver toda esa historia en un lugar.

Tocaron en el Centro Histórico, eso debió haber sido muy impactante…
Sí. Fue hermoso.

¿Cuál fue tu impresión del público mexicano?
Son un público muy apasionado, no se puede pedir más como alguien que está en la tarima, es lo mejor que puedes tener. Al mismo tiempo también son muy alivianados.

La gente recuerda tu concierto como uno de los más íntimos y acogedores en nuestra ciudad….
¿En serio? ¡Qué bien!

¿Cuál es el mejor concierto que has dado en la vida?
Los conciertos pueden ser muy buenos en distintas maneras. Hay mucha energía que se traduce de varias formas. Los energéticos son muy especiales. Pero hay otros en donde hay mucha emoción y vibra. También hay experiencias profundas en el escenario, cuando el público es muy callado y se siente que estás en un cuarto vacío. Eso es áspero para tu ego, pero cuando sobrepasas eso, a veces tienes una experiencia similar a la de estudio de grabación. A veces nos dan ganas de grabarnos en vivo después de esos conciertos. Aprecio todo tipo de conciertos.

¿Han planeado grabar un disco en vivo?
¡No! (Risas) Es una idea horrorizante, porque no es que seamos músicos perfectos y siempre nos estamos equivocando. Pierdo la voz, canto fuera de tono… No me parece la mejor idea que eso sea documentado. Pero, quizás en un futuro lo consideraremos.
En Youtube he visto nuestras peores presentaciones, porque además están grabadas con teléfonos.

Viniendo de ciudades distintas, ¿en qué parte del mundo (la que sea) les gustaría tocar?
En los Himalayas. Quizás vine de ahí, hace mucho tiempo.

Hay mucha instrumentación en sus canciones. ¿Cuáles son los pros y contras de ser un trío?
Somos una unidad, eso es una ventaja, estamos unidos musicalmente. Tenemos mucha química y al ser tres eso es algo que no cambiaría por nada. Al mismo tiempo estamos limitados, por lo que agregamos a alguien más al escenario. Es un gran músico que se encarga de nuevas partes y le tenemos la confianza.

¿Cuáles son las canciones que más les gusta tocar?
Todas las nuevas, creo que funcionan muy bien en vivo. “Oslo” sale muy bien, por ejemplo. Me fascina tocarlas. “Dr. Strangeluv” me encanta por su groove, es muy divertida y me pone de buen humor. “23” es todo un reto, porque su sonido es muy denso, mi melodía es muy dulce y angelical, no estoy gritando y hay que traspasar la barrera del sonido pesado. Tiendo mucho a gritar, y en “23” siempre me tengo que aguantar las ganas, es una canción hermosa. Hay que mantenerlo tranquilo…

Cuando uno escucha sus discos, son como dos bandas distintas, la banda de la Touch & Go y la banda de la 4AD. ¿Cómo intercambian sus rolas nuevas y viejas?
Siempre hacíamos nuestro setlist algo espontáneo, lo que saliera, pero desde esta gira planeamos todo. Al principio de esta gira tocábamos solo rolas del Penny Sparkle y algunas del 23, pero la gente nos pedía que tocáramos canciones viejitas. Así que así las incluímos. Es fascinante, porque son mucho más enérgicas y más sencillas, pero es bueno para el show, porque se vuelve más dinámico.

Temáticamente, ¿qué ha cambiado en sus últimos tres discos? Tienen un sonido similar todos…
No estoy muy segura. Creo que mis letras son muy oscuras, lidian con la miseria. Me es muy difícil hablar de ellas, porque son sentimientos y ponerlo en palabras me cuesta mucho. Entonces escribo lo que pienso, no meto ningún tipo de mensaje detrás. Están basadas en mis experiencias. Son instantáneas de lo que está pasando en mi mente, es poesía. No se… es muy difícil explicarlo, difiere de canción en canción. “Misery” es sobre mi novia, y lo que siento por ella. “Penny Sparkle” es sobre un caballo que he conocido desde hace mucho tiempo. “My Plants Are Dead” es sobre estar en la gira y después regresar: el ocio, no saber lo que quieres hacer con tu vida.

En toda la imaginería de la banda, existen muchas referencias a los caballos, al accidente que tuviste. ¿Cómo se refleja todo eso en tu trabajo?
(Risas) ¿Crees que es limitante, verdad? (Más risas). Es caminar en el borde de la vida y la muerte. Suena sorprendente, pero estuve justo ahí. Creo que eso lo vuelve fascinante. La música tiene que expresar eso también: emociones extremas. Entonces tengo un revoltijo en mi vida personal, todo lo que siento es muy intenso.

Paradójicamente, su música se volvió mucho más pacífica después de ese suceso.
Me gusta que pienses eso, pero para mí es algo mucho más intenso. No es una situación amable meterme al estudio a grabar. Me exige mucho, es siempre un reto. Es bastante oscuro. A veces me da mucho miedo regresar a ese lugar. Así que lo que sale, es armónico y pacífico para ustedes, pero para mí es muy lúgubre e intenso.

¿Y cómo se siente tener que tocar todo eso en vivo? ¿Es terapéutico?
Cuando toco, se me olvida lo que me atormenta, así que de alguna forma me cura de todo el estrés que me causa la vida cotidiana. Para eso es la música, es un remedio para sobrevivir, para estar en paz conmigo. Pero aún me pasan muchas cosas por la mente cuando toco en vivo. A veces cuando dejas de sentir, vienen cosas nuevas, pero ahora estoy bien. La música soy yo con respecto al espacio, estoy ahí pero tal vez no estoy ahí y mi mente se encuentra en otro lado. Eso es lo mejor de la música.

¿Qué te gusta hacer cuando no estás haciendo música, ya sea de gira o grabando?
No tengo un hobby, porque estoy siempre con caballos, y me los tomo muy en serio. Es exhaustivo tener que estar ahí. Estoy al servicio de los caballos, soy su sirviente. Me canso, pero es bueno, porque es un trabajo físico y me mantengo en forma. Trabajo mucho, pero muchas veces extraño a mis amigos, a mis amigos humanos. Creo que debería tener una vida con más personas, tener momentos bonitos y acogedores. Salir a comer y a beber con alguien, pero ahora estoy enfocada únicamente a los caballos y a la música.