En El Plaza, Kevin Johansen+The Nada+Liniers armaron una fiesta con todos los presentes. El acento argentino predominó en el foro de la Condesa, que aunque no se llenó, sí tuvo un público entusiasta que coreó, bailó y aplaudió cualquier ocurrencia del músico, la banda o el ilustrador.

A las 21:20 horas, el gringo-argentino salió al escenario para presentar un show original. Mientras él interpretaba cada una de sus canciones, Liniers dibujaba y eso era proyectado en el fondo, mientras que las mujeres, sobre todo, enloquecieron con la presencia de Johansen, en cada gesto, en cada palabra, en cada estrofa, la histeria se apoderó de El Plaza.

“Tu amor finito” abrió la tanda de canciones, intercaladas con las ocurrencias de Johansen y Liniers; no faltaron los covers de las rolas preferidas del argentino, como el humilde homenaje que le hizo a Lou Reed, al entonar las estrofas de “Perfect Day”, y desearle una buena partida al cielo de los músicos.

“En mi cabeza”, “Mc Guevara”, “Chacarera del deseo”, encendieron la noche y comenzó la fiesta. Johansen no dejó de interactuar con el público, los incitó a cantar, a bailar y a ser felices. Sus letras sencillas y profundas a la vez, sus ritmos cumbianchenros y a veces rockeros, su humor y carisma deleitaron a los asistentes que le celebraron todo. Una combinación de éxitos de sus discos marcaron la velada.

“Desde que te perdí”, “La cumbiera intelectual” y “Anoche soñé contigo” fueron himnos de esta fiesta, que la generosidad de Johansen hizo que se prolongara hasta casi la medianoche. Todos bailaron, todos extrañaron a un viejo amor, todos se burlaron de las que son “muy fashion”, y todos soñaron despiertos, porque no cuesta nada más que tiempo.