Dos músicos se hacen amigos en una van con destino a un festival en Barcelona. Aún no lo saben, pero el encuentro evolucionará en un proceso creativo constante durante los siguientes cuatro años. Sus nombres: Julia de Castro y Camilo Lara.

El resultado de la experimentación es un álbum llamado La historiadora, que hace alusión a la carrera académica de Castro y deja clara su vocación como artista multidisciplinaria, con una voz poderosa que resuena más allá de la academia y del proyecto La retórica de las putas.

Con las playas de Mallorca como escenario, Julia de Castro despeja su mente tras dedicarse a montar obras de teatro (como La distancia, presentada en el Centro Dramático Nacional de Madrid) o coordinar la transmisión en vivo de su nuevo disco.

Pero este “periodo de trabajo vacacional” representa una metáfora de su vida, una postal dibujada por múltiples viajes y la necesidad de ser nómada.

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“Luego de verbalizar con Camilo que él produciría mi disco, me invitó a un estudio que se llama The Embassy, en Tucson, Arizona. Ahí grabamos cinco temas con personajes como Joey Burns, de Calexico, que primero se ofreció a grabar una guitarra y luego una línea de bajo.

“Un poco antes de eso habíamos hecho Santa frívola, en Madrid. Ese fue el principio del disco y luego hubo una pausa. La Real Academia de España en Roma me otorgó una beca y me fui a vivir a Italia. Camilo entendió al instante mi perfil multidisciplinario y que mi arte es muy vivencial y biográfico”, explica Julia De Castro.

Así fue como vivió nueve meses con otros 17 creadores en un convento romano para desarrollar el proyecto La retórica de las putas, una contestación a la obra por la que fue decapitado el escritor italiano Ferrante Pellavicino en el siglo XVII.

Su trabajo incluyó una representación escénica y un fotolibro, lo que la llevó a trabajar con Amnistía Internacional y asesores de género de la Comisión Europea. Tras la beca, De Castro retomó el álbum.

“Me ha gustado la experiencia de no tener prisa. Es precioso ver cómo vas cambiando, retomar los temas y tocarlos de otra manera. Mi ser artista va evolucionando; tendemos a pensar un final como un fracaso, pero, por ejemplo, De La Puríssima (su proyecto anterior) siempre se planteó como una banda conclusiva.

“Ahora siento la necesidad de tirar a lo mexicano. Llevo acudiendo a México cada año desde 2011 porque me nutro musical y personalmente. Tengo pendiente conocer Oaxaca, necesito descubrir su visión de la mujer”, concluye.

JULIA DE CASTRO
LA HISTORIADORA
EL VOLCÁN MÚSICA
DISPONIBLE EN SPOTIFY