Jamie Lidell era una de esas ‘joyas’ inglesas que no habían visitado México; su voz no posee la fama de un Marvin Gaye o un Stevie Wonder (guardando proporciones), sin embargo, a pesar de la blancura en su piel, la calidad que posee es digna, para estos tiempos de escasez de talento en las cuerdas bucales.

Lidell ha sabido mezclar con maestría el soul, rythm & blues y el funk, con las técnicas más modernas para crear música electrónica, desde sintetizadores, samplers, hasta el ‘beatbox’ para juntar líneas de sonidos y mezclarlas con su extraordinario tono.

El alemán Lorenz Rhode acompañó a Lidell en esta aventura para presentar su disco homónimo, además de colaborar con su talento y gran pericia en dispositivos electrónicos, como parte del décimo aniversario de Mutek México.

La secuencia de ‘A Little Bit More’ se desplegaba de la consola, la melodiosa voz de Lidell hacía juego con el ‘Vocoder’ de Rhodes e hizo que algunas caderas con minifaldas comenzaran a contonearse.

El funk electrónico de ‘In Your Mind’, combinado con la voz robótica de Rhodes, al estilo Daft Punk, hizo brillar el piso del Lunario del Auditorio Nacional, por el baile en conjunto de los 500 asistentes que se movían a lo largo de la pista.

Un toque de música disco en ‘You Know My Name’ logró que varias solapas se alzaran por los cuellos varoniles.

Lidell pidió ayuda a cientos de manos mexicanas para que fungieran como pista, mientras entonaba ‘a cappella’ ‘Music Will Not Last’, uno de los éxitos del aclamado ‘Multiply‘ del 2005. La magia de su garganta fue la introducción a una serie de beats que se prolongaron nueve minutos en los que nadie dejó de mover los pies.

‘Capas’ de sonidos elaboradas a través de la voz de Lidell crearon la atmósfera de ‘You Naked’, mezcla de sonidos ochentenos de gran potencial.

“Esta es mi primera vez en México, estoy emocionado”, dijo Lidell, mientras un tímido Rhodes no quería sobresalir en la tarima.

La magia de ‘She Needs Me’ se disipó por el recinto, decenas de jovencitas se mostraban absortas mientras Lidell mostraba el potencial que tiene su voz, aquella que incluso ’enamoró’ a Beck Hansen para que produjera ’Compass’, su quinto album en solitario.

El alto octanaje de ritmos bailables de ‘When I Come Back Around’ mostró que las extremidades inferiores de Lidell, no le envidian ningún paso en el escenario a Jamiroquai.

Una amalgama de sonidos en ‘Beatbox’ formó una sublime percusión para crear ‘The City’, serie de improvisaciones que dieron rienda suelta a una fiesta electrónica de 15 minutos llenos de pura energía futurista.

‘I’m Selfish y ‘Pressure’ mantuvieron la dinámica bailable al tope, pero ‘Another Day’, un acaramelado ‘soul’ de hermosa entonación, confirmó el bagaje musical proveniente de Nashville, Tennesse, a la que pertenece ahora Lidell.

Un falso ‘encore’ donde Lidell se divirtió con el público al creerse un ‘rockstar’ dio paso a ‘Big Love’. ‘Multiply’ detonó los gritos de quienes lograron saludar a un humilde británico, quien se entregó bajo el escenario a los fans, tras casi dos horas de mover los pies intensamente.

Y sí, Lidell es blanco, pero la piel no está peleada con su voz que,aunque inglesa, aprendió a fundirse y educarse en las tierras de Elvis Presley y Aretha Franklin.